Una venganza por la intervención francesa en Siria ha llevado a los yihadistas a perpetrar una cadena de atentados en el país vecino. Ninguna sociedad democrática puede permanecer impasible ante tanta barbarie que causa pérdidas de tantas vidas inocentes. 128 muertos y 250 heridos han sido víctimas de la fanática cerrazón de quienes no parecen seres humanos.

La lucha por defender unas ideas ha llevado muchas veces a enfrentar a las gentes en guerras fratricidas en las que soldados contra soldados han ofrendado sus vidas en defensa de unos ideales. Pero lo ocurrido en París no justifica nada; los bárbaros han acabado con la vida de cientos de personas inocentes y lo que han conseguido es que las naciones civilizadas se solidaricen para evitar nuevos atentados y aporten cuantos medios sean posibles para acabar con estos grupos que han llegado a comportamientos irracionales que ni siquiera merecen que se les llamen personas.

Hoy Francia está de luto por haber perdido cientos de ciudadanos que no buscaban otra cosa que asistir a espectáculos públicos, mañana puede surgir semejante masacre en cualquier lugar del mundo civilizado. Pongamos cada cual de nuestra parte los medios para que esto no vuelva a ocurrir o, al menos expresamos nuestro deseo de que se acaben los atentados.