Cuando Philippe de Bourbon, duque de Anjou, vino a España a reinar como Felipe V en noviembre de 1700, tenía 17 años el primer rey Borbón de España y Luis XIV de Francia presentó a su nieto con las siguientes palabras: "Señores, he aquí el rey de España" y a continuación dijo a su nieto: "Pórtate bien en España, que es tu primer deber ahora, pero recuerda que naciste en Francia, para mantener la unión entre nuestras dos naciones, es la manera de hacerlos felices y preservar la paz de Europa".

Dada la bisoñez del nuevo rey, Luis XIV encargó a la princesa de los Ursinos que acompañara al joven Felipe V a España, que además se casaba con María Luisa de Saboya que contaba tan solo 13 años de edad.

Marie-Anne de la Trémoille, viuda del príncipe Orsini, pasaba a ser la representante del Rey Sol en España y todos los negocios del Estado pasaban por las manos de esta hábil conspiradora que con enorme rapacidad y sin escrúpulos intervino en numerosas intrigas con camarillas francesas establecidas en la corte. Había sido nombrada camarera mayor de palacio de la reina María Luisa con el encargo de dirigirla y tutelarla, habiendo llegado a conseguir el cariño y afecto de la que, con 13 años, se había casado con Felipe V en noviembre de 1701 y que la noche de boda María Luisa negó el acceso a su habitación a Felipe V, como protesta por su matrimonio y permaneció encerrada tres días en su cuarto. María Luisa de Saboya falleció el 14 de febrero de 1714, a los 25 años de edad, habiendo tenido cuatro hijos.

Tanto tiempo ejerciendo influencia y poder hizo que se le subieran los humos a la de los Ursinos y cuando el rey Felipe V se casó en segundas nupcias con Isabel de Farnesio intentó tratarla con desdén e incluso falta de respeto. Isabel de Farnesio tenía entonces 22 años, era fea, con la cara picada de viruelas y gorda. Se dice que en el primer encuentro entre la princesa de los Ursinos e Isabel de Farnesio le soltó la frase: "Pero qué gorda estás". Isabel de Farnesio, que tenía mal carácter y además había sido avisada de los antecedentes de la princesa, dio orden inmediata de expulsarla de España para siempre, poniéndola en la frontera francesa rodeada de guardias de corps, sin dejar ni siquiera recoger el equipaje.

Marie-Anne de la Trémoille, que fue una de las principales protagonistas de los primeros años del reinado del primer Borbón de España, terminó sus días en Roma, sola y olvidada, donde falleció el 5 de diciembre de 1722.