Según una encuesta aparecida estos días atrás en un diario nacional, la mayoría de la gente no cree en los resultados que ofrece el sondeo del CIS dado a conocer la semana pasada, unos resultados que, no será así, pero parecen hechos a la medida del PP. Tampoco se lo creen los dos partidos emergentes, Ciudadanos y Podemos, muy alejados en sus posibilidades, de creer al Centro de Investigaciones Sociológicas, aunque los de Rivera sigan siendo los árbitros de la cuestión. Y casi seguro que tampoco se lo creen los del bipartidismo, empezando por Rajoy y siguiendo por Sánchez, que no querrá creérselo, aunque tal vez pudiera darse con un canto a los dientes y firmarlo ahora mismo.

Lo cierto es que esto empieza a ser un lío en el que todo, a la postre, va a ser probable. Por supuesto que las tendencias están marcadas, llevan marcadas hace mucho tiempo, pero cada mes, cada semana, cada día los pronósticos se convierten en una especie de noria entre los cuatro partidos que dirimirán el futuro del Gobierno de la nación, o sea: PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos que los demás prácticamente no van a contar dado el inmenso bajón de los partidos nacionalistas. Unos tan pronto suben como bajan, bajan como suben, y otros se estancan y quedan como en foto fija. Casi todas las encuestas, incluso las que manejan los partidos, dan ganador al PP, aunque sin llegar siquiera al 30 por ciento de los votos, pero alguna otra hay y de prestigio que pone al PSOE en primer lugar. Lo mismo ocurre con Ciudadanos, que concentra la máxima expectación, y que en unas consultas aparece en segundo puesto por encima de los socialistas y en otros, caso del CIS, no pasa de un discreto tercer lugar. Incluso dentro de las muchas y variadas encuestas de la semana pasada, una de ellas daba como ganador a Rivera.

De cualquier modo, los dos partidos emergentes se han lanzado ya a una ofensiva que durarás hasta el final de la campaña, buscando la sorpresa, sobre todo, porque parecen oler la debacle del PP y las posibilidades que ello abriría. Ciudadanos ha llamado mucho la atención con su firme propuesta de cargarse al Senado, esa inútil y absurda y cara institución que para nada sirve y que no existe en casi ningún país europeo. Y con el Senado, se supone, los numerosos cementerios de elefantes en los que los dos del bipartidismo aparcan a sus viejos políticos, profesionales de la política, ya gastados y amortizados. Es de esperar que Ciudadanos no se olvide del Consejo Consultivo de Castilla y León donde hay consejeros que ganan más que el presidente de la Junta. En cuanto a Podemos, prodiga sus apariciones en los medios, continúa moviéndose hacia el centroizquierda socialdemócrata, y anuncia fichajes de relumbrón como el del teniente general Julio Rodríguez, jefe del Estado Mayor español con el PSOE, que no duda en decir que si estar contra los recortes en sanidad y educación es ser un antisistema, él lo es. Por cierto, que el Gobierno le retira la confianza a bombo y platillo, y de militar en la reserva lo pasa a ser militar retirado, y ello cuando el general había solicitado ya su pase a la nueva situación. Una muestra más de bajeza moral que no sorprende sino que ratifica la soberbia y prepotencia de quienes ahora gobiernan.