Llevamos 8 años de crisis sistémica, donde se le han vuelto a ver las costuras al sistema económico y político, que ha puesto encima de la mesa las carencias del régimen del 78, unos años en los que las élites económicas y políticas han castigado a las clases populares con recortes, cierres de empresas, ruina de miles de autónomos y pequeños empresarios, desahucios, paro, exclusión social, desigualdad, pérdida de niveles de vida, destrozo de los derechos sociales, de los servicios públicos, y se ha destapado la inmensa corrupción.

Estos años las herramientas de defensa de los intereses de la mayoría no han aparecido y esta ha tenido que construir, inventar, herramientas y respuestas ante los ataques del sistema. Cooperativas, asociaciones en defensa de los preferentistas, los desahuciados, asambleas de parados, grupos en defensa de los servicios públicos, comedores sociales, mareas de diversos colores, marchas por la dignidad, etc, en estos 7 años tenemos fechas determinantes y acontecimientos que pusieron encima de la mesa una orientación alternativa, a los procesos construidos por las élites.

Unos de ellos fue la aparición de Podemos, esta herramienta se puso encima de la mesa como expresión de instrumento para dar la batalla, en el campo institucional, contra los aparatos al servicio de los poderes de siempre, de las políticas de siempre.

En estos ya 22 meses, Podemos ha pasado por diferentes fases y ahora estamos en uno de los peores momentos, y justamente cuando llega el momento de la verdad; podemos entrar a valorar y a referirnos a los errores cometidos, intentaremos mejorar, pero la situación que sufre la población sigue necesitando una herramienta como Podemos.

Llegó el momento y analizando la realidad que tenemos delante, hace más necesario que nunca que los resultados que obtenga Podemos sean los mejores posibles, una derrota de Podemos es una derrota de las clases populares, de la posibilidad de que haya alternativas viables en defensa de los intereses de la mayoría. Una derrota de Podemos no es una derrota de un grupo de dirigentes, es una derrota de los desahuciados, de los parados, de los excluidos, de las políticas contra la austeridad, es una derrota de todos nosotros.

En estos meses ya tenemos claras las expectativas y las ofertas que tienen las clases populares, fuera de Podemos, tenemos un nuevo proyecto político como Ciudadanos, proyecto que ha demostrado en Andalucía y Madrid ser el sostenedor de los cuasi regímenes que han generado la corrupción de los ERE y la Gürtell, están sosteniendo al PP y al PSOE. Y los dos grandes partidos ya sabemos dónde tienen sus lealtades, reforma del art. 135 de la CE. Todos sabemos que después de las elecciones la Unión Europea nos va a pedir más recortes y todos sabemos que el único instrumento válido para enfrentar esta situación mirando con lealtad a las clases populares es Podemos.

Podemos ha sufrido ataques externos y errores internos, (esperemos que podamos entre todos rehacer lo descosido, por este que escribe no faltarán esfuerzos), que para nada deslegitiman el proyecto, las situaciones que llevaron a su fundación y a su creación siguen existiendo igual que el mismo día que un pequeño grupo de gente pusimos la primera piedra del proyecto en Zamora, un proceso con el que construir un proceso de revolución democrática y democratización de la economía, solo tiene futuro si Podemos se convierte el 20 de diciembre del 2015, en la fuerza mayoritaria, pues solo un éxito de Podemos pondrá a las élites en situación de ceder en su ofensiva contra las clases populares.

Nuestro proyecto no es un proyecto a corto plazo, pero sí tiene la obligación de actuar y de intentar influir ahora, pues la crisis y la lucha contra la corrupción no pueden esperar, la victoria del bipartidismo o de sucedáneos parecidos no será una buena noticia y supondrá una profundización en las medidas neoliberales de castigo a las clases populares. Un proceso de democratización de la sociedad, en todos sus campos, de poner freno a un desarrollismo criminal con nuestro planeta y que pone en juego nuestra supervivencia, y de poner freno a la involución de los derechos de la mujer, todo esto pasa por la victoria o el buen resultado de Podemos.

Debemos tener en cuenta que las aspiraciones de las clases populares pasan por enfrentar la batalla institucional como un elemento necesario, sin intentar parecerse a otros intentando dar la imagen de lo que no eres, pues la percepción de la gente es bastante más clara que cualquier campaña de camuflaje, pero tampoco podemos plantear el evitar esta batalla institucional, como pretenden otros sectores que parece que viven encantados en la dignificación de la derrota.

Los procesos de lucha política y social nos ponen encima de la mesa situaciones que verdaderamente llevan a la confusión, y la realidad de la desafección actual que está sufriendo Podemos, es un elemento más en la batalla que debemos romper, las elites han conseguido trasmitirnos que Podemos ya no es lo que era, y eso no es cierto, pues Podemos será lo que la mayoría queramos, esta realidad nos debe llevar a desbordar las urnas pues esas urnas desbordaran a las elites y pondrán encima de la mesa un proyecto de ruptura que a pesar de sus errores sigue significando esperanza.

Un proyecto necesario para ganar y vivir sin miedo, que tenga claras sus lealtades, sus proyectos y compromisos que ya se marcaron en el manifiesto inicial de mover ficha y que nos marcaba la necesidad de continuar la revolución democrática iniciada el 15 m y la democratización de la economía, como ejes fundamentales de un proyecto de futuro y tener el empoderamiento de la gente como herramienta fundamental.

(*) Abogado y miembro del Circulo Municipal de Podemos Zamora