Puede que al final lo ganen todo pero las listas del PP por Zamora que ha hecho Fernando Martínez Maíllo para las elecciones generales más parecen, a simple vista, listas de perdedores, no en cuanto a sus cabeceras de cartel pero sí en cuanto a los segundones. Cuando hace unos meses se dio a conocer la candidatura conservadora para el ayuntamiento de la capital zamorana bastaba con leer los primeros nombres para entender que aquel equipo no podía ganar nada aunque fuese el que obtuviese más votos. Y así fue, cosechando los peores resultados obtenidos a lo largo de los años. Pues ahora tal vez ocurra otro tanto, porque como sucediera en los comicios de mayo, buena parte de su propio electorado potencial ya no traga con lo que está pasando, por muy de derechas de toda la vida que sean. Se quedarán en casa, o votarán a Ciudadanos, pero no están dispuestos a comulgar con ruedas de molino.

Lo de que parecen las candidaturas un cómodo refugio de perdedores lo demuestran los hechos recientes. El número dos al Congreso será Barrios, según él mismo confirma, veterano vicepresidente de la Diputación, pero que acaba de perder uno de los ayuntamientos más importantes en Zamora: el de Morales del Vino, donde sus sucesores aún están tratando de poner orden en el caos municipal heredado. Y de número dos al Senado, cuya candidatura sigue encabezada por el experto en temas venezolanos y eterno parlamentario Dionisio García, aparece como ya se sabía Clara San Damián que hizo perder a su partido la alcaldía de la capital tras 20 años ininterrumpidos -y estériles- de un PP que sigue cobijando y premiando a sus ganadores-perdedores. En la empresa privada debían estar, a ver si les iba igual de bien. Porque eso sí: Barrios y San Damián, si son elegidos, que esa es otra cuestión, continuarán con sus puestos actuales de portavoces de la oposición en las instituciones locales. Incluso aseguran que es algo que deben a los zamoranos, como si la mayoría de ellos no les eximiesen gustosamente de tal deuda política.

Realmente, la única novedad, aunque sea dentro de la más pura línea continuista, es la presencia de José María Barrios. La primera alegría habrá sido, posiblemente, para la plana mayor de Podemos que ve aumentadas exponencialmente las posibilidades de que su candidato, el periodista y escritor Braulio Llamero, pueda ser, en efecto, el tercer diputado, junto a uno del PP y otro del PSOE, por la provincia convirtiéndose, como ha prometido, en la voz y representación de Zamora en el Congreso. O el candidato de Ciudadanos si se confirma el auge del partido de Albert Rivera y su presencia se deja sentir más, tanto en la capital y los pueblos como en el conjunto de la región. En cuanto al Senado, con las únicas listas no bloqueadas, en las que se pueden votar nombres y no partidos, ahí también pudiera producirse alguna sorpresa. Lo que no cabe duda, y sin que las elecciones de mayo puedan extrapolarse a las de diciembre, es que el PP lo va a tener muy crudo también aquí, como en el resto del país, y que la amenaza del gran batacazo se hace cada vez más latente. Su única esperanza es que Rajoy reaccione de una vez y con energía y contundencia al desafío independentista de Cataluña. Pero ver para creer.