Se entiende que el estado del bienestar, ahora tan disminuido con la crisis y la incompetencia y la corrupción anidadas en el bipartidismo y otras instancias, es eso: bienestar, o sea la seguridad y garantía de una existencia digna y con las necesidades básicas cubiertas. No incluye los lujos, ni los excesos, por supuesto. Pero algo tan elemental y tan bien asumido y aceptado por la sociedad ha sido avasallado por unos Gobiernos, tanto del PP como del PSOE, que han hecho del más suicida derroche su bandera para la captación de votos que los permita a ellos personalmente seguir disfrutando del poder. Porque no se trata, no, de mejorar las condiciones de la población, sino de hacer que los voten y los sigan votando.

En los últimos diez años, resulta que los Ejecutivos de Zapatero y de Rajoy se han gastado la friolera de nada menos que 400.000 millones en infraestructuras, según reciente informe técnico que acaba de hacerse público. La gran mayoría, innecesarias por completo. Y pagadas, tanto su construcción como su mantenimiento a base de dinero público, a base de impuestos. No es de extrañar que la deuda supere al PIB y que la Unión Europea siga recelosa de que España pueda cumplir sus compromisos en este sentido por más faroles que se tire Rajoy. Solo el AVE acapara por partidas la mayoría del inmenso gasto a lo que hay que añadir una pérdida anual de 400 millones, más el suma y sigue de los años venideros hasta que un Gobierno nuevo, que no sea PP ni PSOE, frene este loco desatino. Porque por las vías de alta velocidad se produce un 4 por ciento, únicamente, del transporte anual de pasajeros y son unas cuantas las ciudades que vieron como se clausuraba el servicio por falta de usuarios. Para que luego se ande en Zamora haciendo planes con la llegada del maná y el milagro del desarrollo.

Pero eso sí: nadie tiene tanto AVE como España. Solo los chinos, que ya podrán. Pero somos los amos de Europa con 2500 kilómetros más que Italia, Inglaterra y Francia juntas. Y por superficie y número de habitantes tres veces más que Alemania y cinco veces más que los vecinos de tras los Pirineos. Solo que los trenes de alta velocidad de esos países transportan cinco veces más de pasajeros. Y no solo esto, porque en kilómetros de autovías y autopistas también les tundimos a todos. Si la poderosa Alemania dispone de 3700, España cuenta con 14.500, y muy por encima igualmente de Francia, Inglaterra, Italia y demás países del entorno. No es de extrañar que saquen pecho los del bipartidismo, los de las 450.000 personas viviendo de la política, tres veces que la suma de políticos alemanes.

Lo malo es que mientras es España el número uno indiscutible en esto de los kilómetros, hay otros aspectos mucho más importantes para la generalidad de la gente, en las que estamos a la cola. Por ejemplo, la sanidad, con 3, 1 camas por cada 1000 habitantes, mientras Francia dobla ese porcentaje y Alemania llega a más de ocho camas hospitalarias. O la educación, con una inversión de 15 euros por persona mientras Francia se mueve por encima de los 45 y Alemania por encima de los 30. Se ahorra en lo que hay que gastar y se derrocha en lo que hay que ahorrar. Una situación que exige el cambio total.