Eso es lo que le pasa al reloj de la casa de las Panaderas que, como la política zamorana, está parado en el tiempo. La capital zamorana está seca; tanto social como económicamente; solo se hacen actos de postureo (como dice alguien). Cuando se viene a inaugurar algo, como siempre, a medias; y, además, pensando que va a ser la panacea para nuestra ciudad; otro chasco que nos vamos a llevar con lo del AVE; pues seguramente vayamos nosotros más a Madrid que los de Madrid vengan a Zamora por este medio tan caro.

Lo que le pedimos los ciudadanos a nuestros políticos es que se reúnan a dialogar, para marcar un plan que nos haga salir de esta crisis, que preparen medidas de hostigamiento al poder central, para que invierta en nuestra ciudad, y no solamente hacer políticas domesticas, que nunca nos sacarán de esta ruina.

La política en general vive en un mundo de lujo (para llorar los sueldos de los altos cargos autonómicos que rondan los ochenta mil euros). El cambio de la política viene dado por eliminar todos estos sueldos; el que quiera trabajar en política no puede cobrar más que lo que cobran en la administración del Estado. Los ciudadanos no podemos pagar a este ciudadano de lujo que se aferra a la poltrona y hace de la cosa pública su modus vivendi.

¡Ah! y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, señor alcalde, qué ha sido de las palomas torcaces, que han desaparecido por arte de birlibirloque.

Juan María Muradas Martín

(Zamora)