Así es. Mes tras mes y pleno tras pleno vivimos en el Ayuntamiento el "Día de la marmota". Y no es porque el emblemático reloj de la Plaza Mayor siga parado, que también; es porque en todos los plenos se repite la misma historia. El PSOE ni está ni se le espera.

Sorprende que en los primeros meses de gobierno de Francisco Guarido en el Ayuntamiento de Zamora, el Partido Socialista pase tan y tan desapercibido. Más allá de aquella ruptura con el que fuera candidato a la Alcaldía, lo cierto es que los tres concejales socialistas que quedan en el Consistorio de la capital han asumido un papel bastante secundario de cara a la opinión pública en la gestión municipal. Yendo, además, a rebufo de todas las decisiones que se adoptan por el grueso de concejales de Izquierda Unida. En resumen, ni sienten ni padecen.

Ya sucedió en el Pleno del pasado mes de septiembre cuando, a apenas tres días de las elecciones de Cataluña, el Grupo Municipal del Partido Popular presentó una moción a favor de la unidad de España y el PSOE prefirió abstenerse. Eran momentos en los que Pedro Sánchez enarbolaba la bandera española en sus mítines y, sin embargo, sus concejales en Zamora tomaban una posición diferente. Una posición completamente motivada por sus ansias de poder, por su única intención de aferrarse a unas migajas de poder que han llegado tras unirse en un pacto de perdedores junto a Izquierda Unida y que le permiten a su líder, Antidio Fagúndez, contar, como mucho, con un minuto de gloria a la semana, más o menos.

Parece que el hecho de pasar desapercibidos, agazapados o directamente fagocitados es la estrategia de Antidio Fagúndez, portavoz socialista, y los otros dos concejales de este partido a los que posiblemente ningún zamorano reconociera por la calle o simplemente conociera sus nombres. Porque, si realizamos un pequeño ejercicio de memoria, ni Antidio Fagúndez ni ningún otro de los concejales del PSOE fueron capaces de expresar ni la más pequeña palabra de condena hacia aquel provocador tuit del auxiliar de Alcaldía, Javier Novo, en el que criticaba a Felipe González, expresidente del Gobierno socialista, en relación con ETA y el País Vasco. Ni aquel día, ni los posteriores, tuvieron tiempo ni Fagúndez ni ningún otro concejal del PSOE en el Ayuntamiento para dar la cara o para defender a su compañero de partido. Qué vergüenza. Así está el PSOE de Zamora.

El último Pleno Municipal volvió a dejar en evidencia al Partido Socialista de Zamora. A sus concejales les dolió dar la cara, y mucho. Primero porque no esperaban tener que darla y, en segundo lugar, porque cuando tuvieron que darla fue para mostrarse contrarios a lo que decían sus socios de ese peculiar pacto de gobierno que mantienen, por ahora, con Izquierda Unida. Quizá volver a mostrar una postura díscola respecto a lo referido por su secretario general, en este caso al hilo de la liberación de presos políticos en Venezuela, hubiera sido ya tensar demasiado la cuerda y, por otra parte, es probable que les hubiera significado una llamada de atención. Pero hubieron de posicionarse por sí mismos. Sin necesidad de atender a lo que decía Izquierda Unida. Y lo hicieron, lo hicieron para mostrarse a favor de la moción presentada por el Partido Popular y dejando solos a los concejales de Izquierda Unida en su radicalidad y en su apoyo a un gobierno tan poco garante de los Derechos Humanos como el de la Venezuela de Nicolás Maduro.

Creía, sinceramente, que en cuestiones tan importantes como la defensa de los derechos fundamentales allí donde se vulneran íbamos a ir de la mano con más firmeza y contundencia, como buenos demócratas, señor Fagúndez. Tampoco me esperaba que cuando hubo que defender a un hombre de Estado como Felipe González, su presidente señor Fagúndez, el PP de Zamora se quedara solo. Imaginaba que iba a ver cosas raras, pero no hasta este punto.

El Partido Socialista está representando un papelón en el Ayuntamiento de Zamora. Un papel de segundón del perdedor de las elecciones. Un papelón en el que, además, acepta sin ningún tipo de rubor que sea Izquierda Unida quien, por ejemplo, adopte todas las decisiones y que, además, permita que a los plenos municipales se lleven, pleno sí, pleno también, expedientes cargados de irregularidades, de reparos o advertencias de "nulidad radical" por parte de la Intervención General poniendo en grave peligro al Ayuntamiento de la capital y comprometiéndonos permanentemente a todos los concejales. Así está el Partido Socialista en el Consistorio zamorano, relegado y ninguneado por Izquierda Unida. En definitiva, el PSOE de Zamora ni está ni se le espera.

(*) Portavoz del Grupo Municipal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Zamora