Dos orejas y el rabo se lleva por mérito taurino el desconocido ministro de Educación hasta ahora, tras el famoso Wert que dio nombre a la Lomce, Íñigo Méndez de Vigo, que ha decidido inventarse una titulación nada más y nada menos que en Tauromaquia, para los alumnos de Formación Profesional Básica que no han obtenido el título de Graduado en ESO. Servirá para ejercer de novilleros, banderilleros, picadores y pastores, si superan los exámenes de estos estudios y la formación en centros de trabajo que serán las plazas de toros, suponemos. Como también suponemos que para bombero-torero bastará con una titulación del nivel de grado. Y para ser torero-torero, habrá que cursar un máster.

Vuelta al ruedo en tren para la ministra de Fomento, Ana Pastor, por torear a los zamoranos una vez más con la llegada del AVE, que no fue más que un viaje de propaganda en el simple Alvia de cada día. Viaje apresurado por la imposibilidad de inaugurarlo antes de las elecciones generales, y sin despejar las dudas que genera la perspectiva de una sola vía, y vete tú a saber de qué ancho, si el ibérico o el europeo, y el desconocimiento de las frecuencias. Todo para arañar unos minutos de tiempo al viaje en tren con la terrible consecuencia de no tener tiempo ni para compartir el bocadillo (¿usted gusta?), ni la amistad (¿dónde van ustedes, si se puede saber?), del añorado tren de cercanías entre pueblos y personas. La ministra "miró al soslayo, fuese, y no hubo nada".

Aunque para torero, el alcalde de Casaseca y candidato a diputado nacional. Maíllo, que no vuelve a la plaza del pueblo sin dar una estocada verbal al alcalde de Zamora. La última diciendo que ha convertido la Casa de las Panaderas en el sóviet supremo y olé -tan a gusto se despachó-. Un poco de historia viene bien para recordar que los sóviets eran asambleas de trabajadores o proletarios, y que contribuyeron a derrocar el absolutismo del zar, que tenía todo el poder político y económico en Zamora? perdón, en Rusia ¡En qué estaría pensando!

Un olé desde el sector taurino también para el representante de Ciudadanos en la Diputación de Zamora que, recién tomada la alternativa política, consiguió que esta institución aprobara el apoyo a la fiesta de los toros, tras argumentar su gran importancia en la economía de la provincia. Y con razón: que se lo digan a los asfixiados ayuntamientos que tienen que pagar con el dinero de los cada vez menos habitantes los festejos taurinos. Y a todo esto, sin que la institución provincial diga ni mu por la estocada, que sí puede ser mortal, que la organización mundial de la salud ha dado al sector del toro, no de lidia, sino de la ganadería de carnes rojas en general. Ese sí que es un problema, de salud, de economía, de los ganaderos y de la zona rural zamorana.

Menos éxito taurino ha tenido la portavoz del PP en el Ayuntamiento, San Damián, que, aunque clavó una banderilla contra Venezuela y pensaba que por ello saldría a hombros por la puerta grande, estuvo a punto de ser retirada al chiquero tras dos avisos de cambio de voto: uno con la cuenta general en la que se habían abstenido, y otro con los programas de formación profesional, que al final tuvieron que apoyar, pese a los pitos que ellos mismos dedicaron al gobierno de la plaza.

Como no soy taurina ni he estudiado la FP de Tauromaquia, habré cometido errores al utilizar los símiles de la fiesta nacional para la política local y nacional.

Porque estoy más con la simbología del Guernica de Picasso, donde el toro representa la brutalidad y el caballo al pueblo. Y además de valorar a los alcaldes toreros capaces de burlar la acometida del toro, soy consciente de que siguen ladrando, luego? seguimos cabalgando.

¡A galopar, a galopar?! Que cantaban Paco Ibáñez y Rafael Alberti, poeta taurino el último pese a ser de izquierdas: "toro sin llanto, contra el más valiente".