Araceli Mangas es catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense (antes lo fue en la de Salamanca, donde tuve la fortuna de ser alumno suyo). Miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Política, autora de numerosas publicaciones y de vez en cuando articulista en el diario El Mundo. Moderada, no extremista ni alarmista. Sencilla, no amiga de artificios para llamar la atención. Su carácter y forma de manifestarse son lo más alejado de esas y esos "vedettes" mediáticos que proliferan por las tertulias televisivas.

La traigo a este Espejo porque el miércoles publicó en ese periódico un artículo en el que, bajo el título "Cuenta atrás para el Estado catalán", con la finura y exactitud del cirujano pero la contundencia del herrero golpeando la forja sobre el yunque, desgrana, disecciona, analiza y diagnostica de la manera más clarividente que yo haya visto o leído hasta el momento y en apenas mil palabras de lenguaje claro y transparente, alejado de tecnicismos, el qué, el por qué y el para qué o, si lo prefieren, el dónde, de dónde y hacia dónde, del reto secesionista y sedicioso que hoy afrontamos en España.

Si fuera factible, me limitaría a reproducir palabra por palabra su particular "crónica de una muerte anunciada", sin quitar una letra ni añadir salvedad alguna. Como ello no es posible, invito a localizar fácilmente el escrito, entre otros sitios en mi "blog" de Internet El Espejo de Tinta.

Mientras, me limito a enumerar algunas de las ideas fuerza de su reflexión, en un ejercicio necesario aunque injusto de simplificación por mi parte. Si alguien se asusta por lo que dice, fundamentalmente en las cercanías del Partido Popular, le aconsejo que vuelva a leer mi primer párrafo y para su tranquilidad sepa que la catedrática ha participado en diferentes ocasiones en actos públicos de este partido. Digo esto, porque abre su artículo con la siguiente frase poco apta para mentes demasiado "ortodoxas": "Desde 2012, con la indiferencia de un Gobierno de España perezoso e inepto, la sedición toma cuerpo en Cataluña".

Se centra a continuación en la radical gravedad de la solicitud formal de convocatoria urgente del pleno del Parlamento catalán para aprobar una "declaración que llevaría, de consumarse, a impedir la aplicación de las Leyes de España o a cualquier autoridad española el legítimo ejercicio de sus funciones, en fin, a la proclamación del estado independiente de Cataluña". Explica la enorme trascendencia que para España tiene evitar que esa aprobación se produzca y por qué no es suficiente esperar a actuar con posterioridad a la misma y dejar todo en manos de un Tribunal Constitucional cuyas decisiones en buena medida ya no son cumplidas en Cataluña y dejarán de serlo completamente a partir de la aprobación pretendida. No es ciencia ficción, a la secesión no se llega por el acuerdo, sino por la desobediencia a las leyes, la sedición.

Pero, mejor que a mí, amigos, léanla a ella.

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