Dice un refrán popular que "no hay peor ciego que el que no quiere ver" y justamente eso es lo que le pasa a Fernando Martínez Maíllo y por ende al partido que representa cuando trata de ningunear, sin éxito alguno, las perspectivas de futuro en las próximas elecciones generales de Ciudadanos. Cree en el bipartidismo, igual que lo hace el PSOE, porque es lo que le conviene y porque cualquier otra perspectiva que suponga una nueva forma de hacer política para servir a los ciudadanos y no servirse de ellos, y para apostar para la regeneración democrática en las instituciones como plantea Ciudadanos en su ya conocido decálogo les asusta. Es normal, teniendo en cuenta el bagaje de casos de corrupción que acumulan los hasta ahora partidos mayoritarios y las sombras propias que todavía tendrá que disipar en los próximos meses el flamante número 3 de Génova.

No obstante, en algo sí tiene razón, votar a Ciudadanos no es votar al PP, como tampoco es votar al PSOE ni a cualquier otra sigla camuflada. Es votar por el cambio sensato. Es votar por hacer políticas pegadas a la calle y no desde elegantes despachos, es votar por patear nuestras ciudades para escuchar a nuestros vecinos, de verdad y todos los días, no solo en campaña electoral como acostumbran desde las filas del caduco bipartidismo.

Buena prueba de ello ha sido el reciente viaje inaugural de un servicio que aún no existe realizado por la ministra Ana Pastor en compañía de Fernando Martínez Maíllo, imaginamos que como alcalde de Casaseca de las Chanas que hoy por hoy es el único cargo institucional que ocupa y que desde Ciudadanos tampoco entendemos que le dé derecho a tener más prerrogativas que el resto de sus homólogos en la provincia. A bombo y platillo llegaron para darse un baño de multitudes, vender un Alvia como si fuera un AVE y no ofrecer ni siquiera una fecha indicativa para el inicio de un servicio al que todavía le quedan muchos kilómetros para su conclusión. Pero los populares temen perder el poder, así que todo vale. Pues bien un paseo por la estación, unas fotos, un discurso vacío y hasta la próxima. Aquí os quedáis con vuestro paro, vuestra despoblación y todo lo demás, en plan famosa película de Berlanga.

Ciudadanos fue nuevamente el único grupo que denunció públicamente la sorprendente desfachatez del Partido Popular, vendiendo nada, y costeando "la fiesta" a cargo del dinero de todos los contribuyentes, muy en su línea.

Así que mejor que ni PP ni PSOE se equivoquen a la hora de valorar la función que Ciudadanos está realizando ya en las instituciones donde está trabajando, bien desde la responsabilidad de gobierno bien ejerciendo una oposición constructiva: Ciudadanos no va de la mano de nadie ni es el hermano pequeño de ningún partido, es una formación de centro, sensata que toma decisiones en función de lo que considera bueno para las personas que viven en esos lugares, sin intereses partidistas. PP y PSOE no pueden decir lo mismo.

Mientras, que ellos sigan jugando a la política del "y tú más" y criticando sin argumentos a los que sí tratamos de aportar, porque como decía Víctor Hugo, y repite con frecuencia nuestro líder Albert Rivera: "no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo".