Aunque oficialmente no está aún inaugurado ya se empieza a dar un uso a sus instalaciones vía la celebración de encuentros de diversos colectivos como han sido el de Familias y Mujeres del Medio Rural así como el de Asociaciones de Fiscales. También hubo anteriormente algunos "rellenos" menores. Pero el reto importante está aún por desvelar y será encontrar un modelo de gestión sostenible económicamente y de calidad que permita la puesta en funcionamiento de tres salas polivalentes con una capacidad aproximada de 450 personas que sumadas a las 600 localidades del patio de butacas, el Ramos Carrión podrá dar cabida a un millar de personas. Ese modelo de gestión no puede obviar que en la ciudad existe ya el Teatro Principal, de titularidad municipal, que lleva dando servicio a los zamoranos desde hace muchos años. Tampoco podrá olvidar que la ciudad tiene un tamaño bastante justo para tanto edificio ya que difícilmente superará los 70.000 habitantes durante largo tiempo si no es que disminuyen.

En España la exhibición escénica local siempre ha tenido una gran dependencia de los presupuestos públicos y su gestión, tanto en la infraestructura como en los contenidos, lo asume casi siempre en solitario la administración pública local correspondiente quien selecciona, comercializa y financia una programación estable mientras que los productores intentan incorporar sus productos en las programaciones sin responsabilidad en la gestión de públicos ni riesgo en la explotación. Según estudios del sector, actualmente en los teatros públicos de proximidad, un 57,7% de los ingresos son aportaciones a fondo perdido del titular, un 25,7% subvenciones varias y un 14,1% venta de entradas. De seguir con ese modelo económico, va a ser muy difícil mantener el Teatro Ramos Carrión salvo que las administraciones públicas, tanto locales como autonómicas, hagan una gran apuesta de futuro por el centro, en detrimento de otras partidas presupuestarias. La tendencia, y más con la crisis que padecemos, va en dirección contraria. Algunos proponen como modelo de financiación equilibrado de un teatro público de proximidad el de los tres tercios: un tercio se consigue con la venta de localidades, otro tercio con el arrendamiento de instalaciones a terceros más la gestión de patrocinios, y el último tercio lo aporta el titular a fondo perdido. Para conseguir este objetivo deben cambiar muchas cosas.

El tema de la gestión es complicado y no hay demasiadas opciones teniendo en cuenta la envergadura del Ramos Carrión que pretende aunar las funciones de Centro de Congresos y lugar de artes escénicas de gran formato. Según el consultor cultural Jaume Colomer: "La actual modalidad de gestión de la mayoría de teatros y auditorios municipales/provinciales no permite la gestión de ingresos ni de públicos. Por este motivo es urgente aplicar estrategias que permitan ambas cosas, como la creación de entes de gestión o la externalización. La creación de entes de gestión consiste en la constitución por parte del titular o principal de una entidad de gestión (una fundación, una agencia o una sociedad mercantil), de la que es propietario, con la que establece un contrato-programa. El principal mantiene todas las funciones de planificación y evaluación, y la gestión la encarga a su sociedad filial que actúa como un operador privado. La externalización, en lugar de crear una sociedad instrumental propia, encarga la gestión a una empresa especializada (con afán de lucro o de economía social) para aprovechar su "know how" y su capacidad de generar economías de escala por la posibilidad de realizar una concentración horizontal de unidades de gestión". Conviene aclarar que la externalización no tiene nada que ver con la privatización, ya que las decisiones estratégicas siempre corresponden al titular.

En la decisión final que se tome sobre el modelo de gestión, convendría no olvidar lo que Jaume Colomer dice sobre las cuatro líneas de actividad a tener en cuenta: "una programación profesional estable y de calidad, la residencia de compañías escénicas como factor de dinamización local, las actividades escénicas y culturales de la comunidad y la función de punto de encuentro rico en estímulos culturales".

El problema es complejo y se entrará de lleno en la confrontación política de desgaste, si no se ha entrado ya. Aparecerán las grandes proclamas sobre gasto insoportable, privatización, voluntarismo en la gestión y dosis de localismo empobrecedor. Personalmente siempre he creído que este proyecto le viene demasiado grande a nuestra ciudad pero ya está entre nosotros y entre todos deberíamos sacarle el mejor partido posible. Creo que la Diputación debe abandonar ese papel de propietario en exclusividad que lleva ejerciendo desde ya hace tiempo sobre el teatro Ramos Carrión y hacer partícipe al resto de partidos y a la sociedad en general del modelo de gestión que presente la empresa contratada a fin de buscar el mayor consenso sobre la gestión futura. También confiamos que no exista en todo el proceso el sectarismo político partidista que tantas veces ha existido en estos concursos.

(*) Miembro del Foro Ciudadano de Zamora