En la sesión de control al Gobierno en el Congreso, y tras desplegar ante Rajoy todo un catálogo de errores y horrores cometidos en la legislatura que acaba, Pedro Sánchez, el líder del PSOE, arremetió también contra Ciudadanos, el partido que muchos creen que acabará pactando con los socialistas para gobernar el país en común desde posiciones centristas y centradas. Cuando lo más fácil es que acabe apoyando al más votado, seguramente el PP, aunque sea de lejos. Eso es lo que vino a recordar Sánchez cuando en sus palabras incluía a Ciudadanos en la derecha de Rajoy. Puede que tema que a la postre solo le quede al PSOE, pese a tanta alharaca, la posibilidad insuficiente de Podemos y de IU, si acaso. Mientras, en Portugal las izquierdas que han perdido las elecciones ya están de acuerdo para sumar una mayoría y poder gobernar pese a que la derecha de Passos Coelho fuese la más votada.

Así son y están las cosas mientras, una vez más y sin solución de continuidad, reaparece el viejo tema y el eterno problema del recibo de la luz, de lo cara que es la electricidad en España. En lo que va de año, una de las más poderosas compañías que presta este servicio básico, Iberdrola, lleva ganados 1.920 millones de euros netos, un 7,8 por ciento más que el año anterior. Y es que la luz, con este Gobierno y con todos, no deja de subir, siendo una de las cuatro más caras de Europa que a su vez tiene los precios el doble de caros que en América. Y el doble ha subido la electricidad en nuestro país desde el comienzo de la crisis, en 2008. Lo peor y lo que no tiene remedio por lo que se sabe y vislumbra es que la mitad de la factura que se cobra y paga corresponde a tasas, impuestos y subvenciones para políticas energéticas. Tanto que aun sin encender una luz, sin dar al interruptor, se paga una media de 30 euros al mes en tal concepto.

En el debate del domingo pasado entre Albert Rivera, por Ciudadanos, y Pablo Iglesias por Podemos, se trató de este importante asunto que tanta mella hace en la economía de una población de bajos salarios, bastante distantes de los europeos, y con entre cuatro y cinco millones de parados. Iglesias fue rotundo, preconizando la nacionalización del sistema eléctrico como medida total y definitiva. Más tibio Rivera, que hablaba de multas, o sea de dejar las cosas tal cual. Si esta es una solución prevista no es de extrañar tampoco que Sánchez le incluya como la derecha de Rajoy. Aunque, eso sí, es más realista que lo de Podemos pretendiendo alancear molinos de viento. Hay sectores contra los que ningún gobernante se atreve, ni siquiera el PSOE de los buenos tiempos de González se atrevió.

No queda otra que seguir pagando recibos mientras unos y otros siguen exprimiendo el limón. Las asociaciones de consumidores y diversos colectivos llevan tiempo, y no solo en España, buscando fórmulas que al menos sirvan para abaratar la luz doméstica, pero parece que el intento no prospera. Y es que en cualquier caso lo que nunca se podrá evitar, de proseguir igual las cosas, es que los impuestos se lleven casi la mitad de lo que se paga en el recibo. Aun así, los constantes ajustes, subidas y hasta rebajas del kilovatio continúan haciendo ganar miles de millones, cada año más, a las compañías eléctricas.