Qué puede llevar a una joven española de 22 años, no a convertirse al Islam, está en su derecho de profesar la religión que quiera, pero sí a ingresar en las terroríficas filas del Daesh? Y digo terroríficas porque ya sabemos lo que hace esa gente con sus semejantes, sean estos hombres, mujeres o niños. Los hombres para la lucha terrorista más sanguinaria. Los alevines de hombre, para iniciarse desde la más tierna infancia en el terror, cuando lo suyo es jugar, los entrenan para matar y hacerlo por un dios que no se corresponde con el verdadero Alá. No puede haber un solo dios que haga de la muerte, de la destrucción y de la venganza su doctrina. Y las mujeres, como reposo del guerrero o prestando sus cuerpos para colocarles mortíferas bombas que acaban estallando en un parque público, en una estación de trenes o de autobuses o en lugares plagados de público.

¿Qué puede llevar a una chica de 22 años de Almonte a abandonar a los suyos y embarcarse en lo incierto? Con 22 años no puede estar de vuelta de todo. Han tenido que lavarle el cerebro por la vía que sea, al parecer Internet. O es en exceso sensible y manipulable. Porque de otra forma no se explica con la información existente, las imágenes que se nos ofrecen en los telediarios y en reportajes ad hoc, que se cambie el calor familiar por el frío de la muerte y la destrucción que acompaña la bandera negra del Daesh.

Es que no hay paraíso después de matar o morir matando, después de servir de consuelo sexual al combatiente, después de convertirse en esclava. Aquí no se educa a las jóvenes para retroceder en derechos y libertades. Ya sé que queda mucho trecho y mucha lucha para que la igualdad y las libertades sean totales, pero hay igualdad y hay libertad que es más de lo que una joven de 22 años puede encontrar en cualquiera de los territorios ocupados por el Daesh.

Es tremendo que se constate que había experimentado "un proceso de conversión al Islam más extremista". A ese que interpreta el Corán a su antojo. A ese que quiere ser dueño del mundo porque según ellos el mundo les pertenece. Hay que tener mucho cuidado con los más jóvenes siempre que accedan a Internet porque al parecer esta chica mantenía contacto por esa vía con elementos radicales que, indudablemente, debieron lavarle el cerebro. ¿Qué les prometerán? ¿Qué argumentos utilizarán para convencerlas?

Las células de captación y adoctrinamiento yihadistas están presentes en la vida de los españoles, tratando de acercarse a los más vulnerables emocionales. Menos mal, una vez más, que la Guardia Civil permanece vigilante hasta el punto de haber desmantelado ya varias de estas células evitando la incorporación de residentes en España a las filas de Daesh, contribuyendo así a debilitar el potencial de este grupo terrorista que constituye una amenaza global. Menos mal.