En fechas pasadas en las celebraciones litúrgicas con o en ausencia de presbítero se nos anunciaba que Cáritas y el Banco de Alimentos no se entendían en la cuestión del reparto de alimentos y en consecuencia Cáritas, no aceptando sus condiciones, prescindía de su ayuda. Como consecuencia inmediata se anunciaba la más que posible merma de bienes a repartir y se urgía a la feligresía a aumentar las donaciones a Cáritas. ¿Cómo es posible que dos instituciones aparentemente tan reputadas y bien estimadas por todos no se entiendan en la materialización de un bien? ¿Cómo dos instituciones a los ojos de muchos ejemplares y ejemplarizantes discuten y sobre todo rompen la colaboración en asunto tan importante y necesario como es el de facilitar alimentos y buenos a muchas personas necesitadas? ¿No es posible el entendimiento? ¿No es posible una mediación? ¿No es posible la sensatez? El otorgamiento del Premio Príncipe de Asturias a la Concordia en 2012 al Banco de Alimentos por sus organización, entrega, generosidad y valía no es un aval social a poner sobre la mesa para que pidamos que se entiendan?

Cáritas es una organización caritativa y humanitaria perteneciente a Iglesia Católica. Fue fundada en 1897 en la ciudad alemana de Colonia. Se dedica al combate contra la pobreza, la exclusión, la intolerancia y la discriminación. Además, ayuda a personas en riesgo de exclusión social, dándoles hogar por algunos días, alimento y brindando servicios básicos de salud. La labor que desarrolla Cáritas Diocesana de Zamora es muy amplia y diversificada. Bien conocida por su efectividad y organización. Además de actividades dirigidas a la asistencia, la rehabilitación o la inserción de las víctimas de la desigualdad y la exclusión social, hace especial énfasis en la denuncia de las causas injustas que generan estas situaciones. La formación de buenos trabajadores es un pilar importante. Cáritas es la acción sociocaritativa de la Iglesia y participa en el ministerio de la caridad como la acción global de la Iglesia. Manifiesta su acción preferente en aquellos con los que nadie trabaja, los no atendidos. Se siente animada por una misión permanente e irrenunciable: ser Iglesia pobre y para los pobres. La dignidad inviolable de la persona y la total oposición a todas las formas de pobreza, opresión, injusticia y desigualdad social son los principios dirigentes de la labor de Cáritas.

La prioridad de las acciones de Cáritas se centra en los últimos y no atendidos, el hecho migratorio, las zonas excluidas y los agentes sociales. Desde esta perspectiva, las funciones permanentes de Cáritas son: la animación de la comunidad, la formación de los responsables de la acción donante caritativa, la promoción de acciones coherentes y significativas, la coordinación de la acción donante caritativa y la comunicación cristiana de bienes. La animación de la comunidad invita y estimula a todos los miembros de la comunidad cristiana a incorporarse, en la medida de sus posibilidades, en el compromiso con los pobres y excluidos. Las actuaciones de Cáritas son punto de referencia y pauta que, con una gran carga de calidad, muestran a otros un talante propio de saber hacer.

El funcionamiento de los bancos de alimentos, entidad igualmente muy valorada, querida, respetada y eficiente, como demostró la concesión del Premio Príncipe de Asturias 2012, se basa en la donación y el reparto de los alimentos. La gratuidad de las aportaciones, basada en la voluntad de luchar contra el despilfarro y la buena distribución gratuita de los alimentos entre las personas necesitadas mediante un canal específico que son las entidades locales que luchan contra el hambre son algunos de sus pilares. Uno de los fines de los bancos de alimentos es la lucha contra el despilfarro: por eso se tiende a aprovechar: los excedentes agrícolas, de producción en el sector industrial agroalimentario o los productos consumibles, los excedentes en cadenas de distribución, en restaurantes y comedores, los productos que se recogen en colectas organizadas en grandes superficies. Todas las aportaciones han de ser gratuitas. Los bancos de alimentos son asociaciones al servicio de otras instituciones que luchan contra el hambre. No distribuyen a personas necesitadas; pasan, obligatoriamente, por el canal de otras instituciones o grupos que mantienen relación directa con los indigentes. Se produce un acuerdo de aprovisionamiento gratuito entre el banco y las instituciones beneficiarias, siempre y cuando el banco pueda aportar esos alimentos. De este modo, los bancos de alimentos se convierten en la intendencia de aquellos que atienden a los necesitados. Los bancos de alimentos están gestionados por personas voluntarias e instituciones de inspiración espiritual y humana diferentes. De esta manera se da un testimonio de cómo, a pesar de las diferencias, se puede trabajar juntos en servicio de los demás. Es la hora de Cáritas y del Banco de Alimentos. Es la hora de la explicación a los donantes y sobre todo de la cooperación. Es su hora para que sea nuestra hora de seguir cooperando responsablemente, con criterio, con ambas instituciones.