A ver quién logra formar gobierno después de las próximas elecciones! La tarea se está poniendo cada vez mas difícil. La incertidumbre de las encuestas así lo anuncia por lo que cada dos semanas se especula con nuevas combinaciones. Primero fue la del PP con Ciudadanos; después un bipartito PSOE-Podemos y, ademas, siempre están presentes los que sueñan con un acuerdo de gobierno PP-PSOE forzado por las circunstancias. Ahora, la nueva opción de moda es PSOE y Ciudadanos pero tanto da: el drama es que las sumas a dos ya no dan, y serán necesarias a tres, o mendigando sonoras abstenciones. Ya lo adelantó Felipe González al indicar que vamos a una situación italiana, pero con el grave inconveniente de que no somos italianos. Lo único que queda claro es que gobernar va ser casi imposible.

Lo demuestran no solo las encuestas sino los incendios en todos los partidos por las listas electorales y las luchas de poder. En el PP andan los ministros Montoro y Margallo mandándose puyas vía periódico. A la vasca Arantxa Quiroga ya lograron descabalgarla. Rajoy tuvo que reunir el sábado en Toledo a su cúpula ampliadísima para una sesión de autoestima y motivación. Hay miedo y se nota. Mientras, a Pedro Sánchez se le incendiaba el flanco andaluz a propósito del sorprendente fichaje de la ex UPy D Irene Lozano, azote de socialistas en Twitter a los que equiparaba al PP en corrupción hace solo seis meses. Fernández Vara, socialista y católico, exige arrepentimiento y penitencia de la pecadora. Se supone que Sánchez, con esta maniobra, pretende absorber una parte del partido en decadencia que fundara Rosa Díez y ganar votos por el centro. Entretanto, a Pablo Iglesias le dimiten dirigentes catalanes y le crecen los sectores críticos, aunque a última hora Ada Colau parece dispuesta a apoyarlo. Y así sucesivamente porque, aunque Ciudadanos parece que no tiene líos, hay que ir a preguntar a Pontevedra y a otras provincias.

¿Qué está pasando? Pues que los nervios dominan la escena porque nadie tiene el puesto asegurado, incluidos los cabezas de cartel. El fantasma riojano está ahí: Ciudadanos le dio la presidencia de la Comunidad pero exigió que se retirara su eterno presidente Pedro Sanz y el PP tuvo que aceptarlo. Tomen nota. Y de reojo todos miran al escenario catalán que sigue embarrancado por dos míseros diputados que faltan para que Artur Mas vuelva a ser presidente. La noche electoral lo tenía mal, a pesar de que Junts pel Si se quedó a seis diputados de la mayoría, pero ahora ya solo le faltan dos, dos que la CUP se niega a darle resistiendo presiones. Otra ayudita de Madrid y lo conseguirá. Ya lo dijo Carme Forcadell, segunda de la lista: "Cada vez que el soberanismo tiene problemas, Madrid nos echa una mano. No nos falla nunca". El regalo de imputar a Mas por el simulacro de referéndum del 9-N y llamarlo a declarar precisamente el aniversario del fusilamiento del presidente de la Generalitat Lluis Companys ha resultado una bendición. A saber qué torpe programa en el otro lado. Debe ser un independentista infiltrado. Los coreógrafos político-mediáticos catalanes, que son maestros publicitarios, montaron la escena esa mañana, primero con la ofrenda floral al presidente del Generalitat ajusticiado y acto seguido con comparecencia del actual ante un juzgado, con el pueblo de Cataluña acompañándolo al patíbulo, representado allí por centenares de alcaldes solidarios, bastón de mando en mano. No hay color si se comparan esas brillantes coreografías, tan ensayadas y además retransmitidas en directo por medios de comunicación entregados, con las chapuzas en vídeo con las que contraatacan algunos partidos en Madrid. Por ejemplo, la peliculita del PP esta semana en el Congreso plagiada de la campaña en 2006 del presidente dominicano Leonel Fernández. Un enfermo que entra en urgencias representando el país y un médico salvador que es el político. Está claro que hay que renovar la política pero también la comunicación porque en esa batalla, Madrid -aunque sea una injusticia incluir en el concepto Madrid a todos- siempre pierde ante Barcelona.

Estamos llamados a vivir nueve semanas de infarto -las que faltan para las elecciones- y otras nueve de tortura para formar gobierno en España. Aviso: no descarten antes del 20 de diciembre un desafío al Estado con coreografía de Oscar. Como teme el dirigente socialista Antonio Hernando, "eso hasta podría salvar al PP en las urnas". Los extremos suelen realimentarse.