El presidente del Gobierno se ha empeñado en aprobar a toda prisa los fraudulentos presupuestos generales para 2016 antes de las elecciones. Esta decisión ata de pies y manos a un posible Gobierno distinto del PP. Si vuelven a ganar ellos ya harán los necesarios cambalaches; forzarán lo imposible por cambiarlos y engañar así al electorado como suelen por costumbre.

Si los procedimientos y la urgencia de la tramitación han sido incorrectos, el contenido de los presupuestos tiene aspectos de auténtico bochorno. Se ha escrito y hablado mucho de la desvergüenza y falta de sensibilidad de Rajoy, y del PP, con los mayores, con los pensionistas. Pero también se han mofado en esta legislatura de los parados, de los autónomos, de los jóvenes talentos, de los funcionarios, de los refugiados, de los pobres, de los dependientes? El presidente pepero saca pecho ante unos cuantos privilegiados pensionistas, en el Día Internacional de las Personas Mayores, homenajeando -dice Rajoy tan campante y orondo-, a más de 8,5 millones de españoles mayores de 65 años. "Ustedes nos han hecho salir antes de la crisis", afirmó Mariano Rajoy. Y claro, aún admitiendo el papel auxiliador de la mayoría de los pensionistas para con sus hijos y nietos, Rajoy y sus ministros tienen en mente sacar en 2016 otros 6.300 millones de euros de la hucha de pensiones. Y con ello nos dejan "titiritando" y abobados, pues este modelo de crecimiento económico del PP pone en peligro el cobro de las pensiones en un futuro próximo. Y para más coña, el impertérrito Rajoy, hipócritamente, felicita a los jubilados, anunciando un plan de 348 propuestas (nada menos) para reforzar los derechos, el bienestar y la autonomía de los mayores. Y quién le cree ya a estas alturas, cuando hemos asistido a continuos retrocesos y brutales recortes en pensiones y prestaciones implantados por los populares.

Pero los miembros del Gobierno pepero no tienen vergüenza alguna y se suben el sueldo ellos mismos. Para el próximo año 2016 se aumentan la nómina en 1%, cuatro veces por encima del aumento previsto para las pensiones, que es del 0,25%, o sea, 2 euros al mes.

Los datos oficiales confirman que sí es verdad que un 30% de los hogares españoles viven gracias a los pensionistas. Y tenemos más de tres millones de ellos que cobran 420 euros al mes; unos 2,3 millones de mujeres viudas se las ven y se las desean con una pensión de 635 euros de media.

¿Es esto una muestra del modelo de recuperación hacia el que vamos y de cuyas ventajas van a sacar partido antes que nadie los poderosos? Si no nos ponernos las pilas para arrojarlos democráticamente del Gobierno del país, seguirán gobernándonos después de Navidades

Pero qué decir de un gobernante como Rajoy, que como todo el PP, desde el año 2000, defendían a Rodrigo Rato a rabiar, a capa y espada. Uno de ellos fue su amigo Javier Arenas que lo consideraba responsable de la transformación económica y social que tuvo España en aquellos años. Para Arenas lo que ha habido ahora con Rato es "una cacería infame".

Es más, en esos años, los de la gaviota azul calificaban a Rodrigo Rato como modelo político y económico para muchos españoles y europeos. Según Aznar, entonces su presidente, este Rato fue, de largo, el mejor ministro de Economía y Hacienda de la democracia española. ¡Y Aznar no había bebido! Rajoy confiaba plenamente en él, y de ahí estos elogios: "Voy a hacer una política económica como la que hizo Rato en España hace ocho años cuando fue ministro".

Pero los peperos se equivocaron entonces y ahora con las políticas de austeridad. Rato es algo más que un presunto imputado por delitos de corrupción, blanqueo y fraude fiscal. Lo peor del caso Rato es que el PP nos lo presentaba como el salvador de España, y no es más que un supuesto estafador (conscientemente) a los preferentistas de Bankia, entre otros delitos inculpados.

El presidente Mariano se empecina en seguir hablando de las bonanzas de sus reformas y del espectacular crecimiento español. Pero le recuerdan los analistas económicos la verdadera realidad. Y es que la caída de la afiliación a la Seguridad Social y los malos datos del paro en agosto y setiembre, empañan su alardeada recuperación económica. El empleo -ya de por sí escaso y precario- y las inversiones en infraestructuras se frenan en España. Lo demás son falsas promesas que no cumplirán ni tienen intención de hacerlo (el PP asegura más de 2 millones de nuevos empleos para esta nueva legislatura; una gran bajada de impuestos y de los tramos del IRPF, y no se cuántas milongas más).

Rajoy, el pacato registrador de la propiedad ajena, se mete sin permiso en nuestras casas; se sienta a la mesa a comer con los mayores en sus residencias y centros; se empeña en cenar con nuestros familiares en Nochebuena, y presume que nos trae la extra de Navidad. Pero ¿esa paga la ponen él y Montoro de sus bolsillos, o es cosa de ley, de derecho?

El señor Rajoy, erre que erre, se obstina en regalarnos unas presuntuosas elecciones felices en Navidad, con mazapanes, turrones y polvorones, pagas extra, ilusiones de lotería, como una gran familia, española, unida ¡Increíble!

Así que, con ese espíritu tan familiar, tan tierno, y plagiando en parte al famoso "spot" navideño, diremos: vuelve a tu casa, Rajoy, por Navidad.

Por favor, Papá Noel o queridos Reyes Magos, traednos a los españoles y a los catalanes, carbón; sí, mucho carbón negruzco, por haber sido muy malos. Pero, por lo que más queráis en este mundo y en el de más allá, no nos dejéis para otros cuatro años a Mariano Rajoy como presidente. ¡Ah!, si no es mucho pedir, tampoco queremos a Espe Aguirre al mando del timón del Gobierno.