Es evidente el aumento de turistas y grupos organizados que cada mañana vemos recorrer el casco antiguo de nuestra ciudad dirigidos por esas guías que les hacen sentir emoción y los acercan al arte junto al recuerdo de los personajes que trazaron a lo largo de los siglos este conjunto atractivo, pero desolado por muchas generaciones que llamamos Zamora.

Sería interesante plantearse que una vez que pase Semana Santa y entre abril y octubre ampliar el campo del turismo en la ciudad hacia el folclore. Sería una forma de alargar la estancia de los viajeros y dar otra visión de nuestra ciudad.

Debería hacerse una programación previa, sobre todo centrada en los sábados y domingos, días en que los componentes de los grupos folclóricos que cantan y bailan y que quieran colaborar con esta iniciativa tienen más tiempo libre.

La iniciativa es, sin duda, una aventura, pero que tiene el atractivo de lo novedoso. Así han arraigado otras iniciativas que se han ido consolidando con el tiempo.

Zamora tiene una gran riqueza folclórica que tiene un enorme interés para los visitantes. La programación podría incluir además de actuaciones, otro tipo de manifestaciones como exposiciones y actividades promocionales y divulgativas.

El turismo que viene a Zamora se centra, casi en exclusiva, en el patrimonio artístico. Por eso es importante abrir otras vías con el fin de extender el abanico de la oferta a otros ámbitos de población.

Zamora tiene muchas singularidades y una de ellas es, sin duda, su folclore. Darlo a conocer es una obligación y, seguramente, un excelente atractivo turístico.