Pues en esta ocasión, sí, acertaron los pronósticos sobre quién ganaría el Premio Nobel de Literatura 2015. Una distinción mundial que, tantos años después, premia por vez primera al periodismo y a la dedicación periodística, en la persona de la bielorrusa Svetlana Alexievich, de 67 años. No es el primer periodista, en realidad, que ha sido galardonado con el premio de la Academia Sueca, y los más de 800.000 euros de que va acompañado en la actualidad, caso del inolvidable García Márquez, pero sí se puede considerar y se considera que ahora se premia una obra estrictamente periodística, rigurosa y documentada, sensible y desde el alma, la crónica literaria y de prestigio, el gran reportaje.

A la puerta se ha quedado, y el hecho se repite respecto a los últimos años, el casi eterno favorito, el japonés Murakami, tan leído y tan conocido en España, donde como suele ocurrir, Alexievich resulta que es una autora poco o nada conocida, con un solo libro traducido al español, el estremecido y estremecedor "Voces de Chernobyl" que seguramente sea a la sazón reeditado, a la vez que aparezcan en los escaparates de las librerías algunos de los otros títulos que la han hecho digna acreedora del preciado premio. Títulos en los que se encuentra el reflejo de la URSS de los años postreros, de un comunismo fracasado, de muchos dramas colectivos que no acabaron con la caída a finales del siglo pasado del régimen basado en el poder y la dictadura del proletariado. Un duro panorama recreado por la ganadora del Nobel, a base de kilómetros, de entrevistas, de testimonios e historias que contar a sus lectores, desde la intervención rusa en Afganistán hasta los recientes sucesos de Ucrania, desde las víctimas propiciatorias que siempre fueron las mujeres y los niños, pasando por la tragedia de Chernobyl, hasta la era de Gorbachov, de la libertad y del fin de un socialismo radical erradicado, pero cuyo espíritu aún pervive, según denuncia Svletana Alexievich en algunos de sus nuevos títulos: "Cautivados por la muerte" y "El final del hombre rojo" en los que cuenta como algunos pudieron, pero otros no, sobreponerse a antiguos ideales perdidos y a una forma de vida a la que se habían acostumbrado o no habían tenido otro remedio que acostumbrarse con un ancestral trasfondo de dolor y sobre un escenario duro, gris y frío.

Desaparecido Kapuscinski, el extraordinario periodista polaco, maestro en sus libros de toda una generación europea y universal de periodistas, y que estuvo a punto de ganar el Nobel en más de una ocasión, pero murió, hace unos pocos años, sin haberlo ganado, el hecho de otorgar la gran distinción a una mujer cultivadora del mejor periodismo literario supone un extraordinario reconocimiento, no solo a la autora, sino al género y a su categoría. Aseguran que su obra está en la línea de los grandes escritores rusos clásicos, primando las raíces y esencias del ser humano y al ser humano por encima de todo, como Pasternak con "Doctor Zhivago" o Solzhenitsyn con su denuncia del Gulag. Es el sexto Nobel que destaca en este idioma y ella la decimocuarta mujer que ha obtenido el tan preciado galardón, en este caso por sus grandes reportajes sobre la marcha y sobre el terreno. Hay que leerla en cuanto lleguen sus libros.