Como lo más seguro es que ni las encuestas cocinadas ni los barómetros dirigidos en busca de la reacción causen todo el efecto deseado en esos cuatro millones de votos perdidos por el PP, de los cuales precisa recuperar al menos la mitad para aspirar a seguir en el poder, aunque sea compartido y en precario, desde la derecha y no solo desde el partido se empieza a poner en marcha una campaña de rumores, elucubraciones y especulaciones con el objetivo principal de frenar en seco el auge que Ciudadanos está adquiriendo tras su éxito en las elecciones catalanas, aunque finamente, sin pasarse, pues al fin y al cabo los de Albert Rivera serían su única tabla de salvación para el naufragio.

Al parecer, se concede ahora mismo a Ciudadanos la posibilidad -que ya veremos si refrendan o no los próximos sondeos de intención de voto- de disputar la victoria el 20D directamente a PP y PSOE, uno de los cuales quedaría descolgado y en el alero. Según determinados expertos y según las encuestas internas de los propios partidos puede que al final se registre un empate técnico entre los tres partidos, con Podemos ya alejado aunque contando como fuerza a tener en cuenta. PSOE, Ciudadanos y PP, por este orden, sería un resultado que desde algunos círculos se vaticina como probable y que pondría en bandeja un pacto de Gobierno entre los dos primeros. Se va más lejos, incluso, pues se afirma por parte de empresarios cercanos a ambas formaciones y que han tenido contactos con las mismas, que ya existe ese acuerdo y hasta se citan nombres para un Ejecutivo conjunto de centroizquierda: Sánchez presidente y Rivera vicepresidente, con Jordi Sevilla y Luis Garicano como ministros económicos.

Suena demasiado burdo, por lo que la conclusión más generalizada acerca del asunto es que la propagación de estos bulos sin ninguna confirmación forma parte de una estrategia desesperada del PP en busca de la reacción de esos electores suyos que han dejado de serlo. El voto para Ciudadanos será el voto para el PSOE, se pretende avisar. Y en la misma indefinición de las huestes de Rivera, que lo mismo apoya o critica a unos y otros, encuentran una razón. Por su parte, Ciudadanos se deja querer por todos y no se compromete con ninguno, que se sepa. Pero sus líderes siguen insistiendo en la regeneración de la democracia como objetivo principal, en acabar con la corrupción, en que no buscan Gobiernos de coalición sino ganar las elecciones y gobernar, en situarse en el centro equidistante, y en que Rajoy y sus modos y maneras políticas no les gustan por lo que no es fijo que apoyasen su investidura presidencial.

Habría que saber si la idea de Ciudadanos es convertirse en la nueva derecha o centroderecha y suplir a un PP agotado o si es un partido centrista abierto a todos los vientos. Además, un pacto con el PSOE podría etiquetarlo de cara al futuro. Puede que ni el mismo Rivera sepa qué hacer. En cuanto al PSOE se sentiría feliz si estas elucubraciones o pronósticos se convirtiesen en realidad, pero saben que no es nada fácil. En el último barómetro del CIS la mayoría de los consultados se muestra favorable a una entente entre PSOE y Podemos. Pero nadie, empezando por el mismo PP, le haría ascos a gobernar con Ciudadanos.