Una de las afirmaciones de Carlos Marx que levantó más ampollas en muchos pensadores fue su exaltación de la Economía en la vida de los pueblos. Le atribuyó el papel principal y eso no estaba de acuerdo con el ambiente de su tiempo, ampliamente influido por las cuestiones espirituales; y, en consecuencia, muy alejado de la preponderancia de algo tan material como es el dinero. Los tiempos han cambiado mucho. Los partidarios del marxismo, cada día menos numerosos, han ido matizando mucho. Y los que no son marxistas ni parecen proclives a enrolarse en tal ideología han ido mirando con menor aversión el vil metal. No se puede aplicar aquí el dicho tan repetido de que "los extremos se tocan"; pero sí hay que reconocer que, si bien es improcedente decir que nuestro señor Rajoy sea "extremo" en la derecha, puesto que él se declara de centro, se ha preocupado casi exclusivamente de la Economía en sus preocupaciones del gobierno de España. Ha mirado mucho a la Economía para enderezar lo que encontró torcido hasta la saciedad; y ha hecho alarde de su acierto en ese "desfacer entuertos" cuando, practicando excepción a su mutismo, se ha lanzado a sacar al aire sus merecimientos en la labor de gobernación.

Ahora, en sus últimas manifestaciones en público, se ha decidido a tomar partido por sus obligaciones de líder de un partido en período electoral. Y, de acuerdo con ese papel, ha llevado a cabo una labor de autocontrol. Ha reconocido su dedicación acusada a favor de la Economía material y ha anunciado su dedicación a lo que él ha llamado "economía con alma". El enigma está en saber qué quiere decir con eso de "alma", ya que es un término que puede significar mucho o casi nada. Pero ya es algo encaminado a poner la Economía en el lugar que le corresponde en la vida de las personas y de los pueblos. Es despojarla del papel "totalitario" que le asignaba el primitivo marxismo para reconocerle la importancia de algo insoslayable, pero necesitado del "alma" que a la Economía le confiera el importante resto que le falta para completar la vida de un pueblo.

Es una pena que se haya precisado la proximidad de las próximas elecciones generales para que el jefe de Gobierno caiga en la cuenta de que existen, además de la Economía, otras muchas cosas que conforman la vida total de la nación; porque ahí está el secreto de la acusada caída que el PP ha ido experimentando a lo largo de sucesivas elecciones. El contingente notable que le dio una mayoría absoluta tan abultada en las elecciones generales de 2011 ha ido alejándose del PP, porque este ha minusvalorado cuestiones muy importantes, con las que, a través de su programa electoral, entusiasmó al electorado en aquella ocasión. Por aludir a algo de sobra conocido, el entusiasmo de sus electores se apagó con su anuncio, primero, y la realidad, después, de la descafeinada reforma de la "ley Aído", sobre eso que el eufemismo llama "interrupción voluntaria del embarazo" y que el pueblo llama aborto. Ahí perdió el PP muchos votos, porque -como dice el adagio castellano- "para ese viaje no se necesitaban alforjas": para implicar a los padres no hacía falta una nueva ley, ya que es muy difícil que una menor tome una decisión tan trascendental sin contar con sus padres, cuya aportación económica es necesaria en cualquier gasto cuantioso para el flaco bolsillo del menor. Los votantes del PP esperaban mucho más de la prometida reforma.

Es importante el papel que toma en ese autocontrol del presidente la proximidad de las elecciones generales; pero ya es algo capital. Corto es el tiempo que le queda; pero puede servir de mucho, si esa "alma", que informará la Economía incluye las importantes cuestiones que conlleva una vida floreciente de la nación. En los medios internacionales se alude bastante al papel que puede desempeñar el futuro Gobierno de España. El señor Rajoy dice que es necesario indefectiblemente, para España, que ese futuro Gobierno sea del PP. Pues, sea del PP o sea de otros, que se apliquen el cuento; y, supuesto el cuidado de la Economía, llenen el "alma" de la misma hasta que nuestra patria tenga una vida plena.