Después de celebrar a los santos Atilano y Froilán el lunes, el 6 de octubre la Iglesia hace memoria de San Bruno, nacido en Colonia (Alemania) hacia el año 1030. Estudió en Reims y allí fue maestro después en la escuela catedralicia. En el contexto de la reforma de la Iglesia llevada a cabo por el papa Gregorio VII, Bruno fue nombrado canciller-secretario de la diócesis, pero después se retiró del mundo haciéndose monje y fundando una comunidad en la montaña de Chartreuse, en los Alpes, de donde viene el nombre de "Cartuja" dado a su orden. El papa Urbano II lo llamó a Roma como auxiliar y más tarde lo nombró arzobispo de Reggio. Murió en Calabria el 6 de octubre de 1101. Hoy la Orden Cartuja se compone de cerca de 450 monjes y monjas que llevan una vida solitaria en 24 casas distribuidas en tres continentes.