La historia, como casi todas en Zamora, viene de antiguo, de cuando la Junta de Castilla y León, hace unos años, se comprometió a dotar a la ciudad de un palacio de congresos y exposiciones que, tras un amplio debate, se decidió ubicar en la antigua Universidad Laboral. Una decisión errónea que luego las circunstancias iban a remediar, al tener que paralizarse las obras, por la crisis, y tener que adecuar el restaurado teatro Ramos Carrión a estos afectos, que parece no tardarán ya en comenzar a hacerse realidad, según ha anunciado la Diputación. El viejo teatro, en pleno centro de la capital, es un lugar infinitamente mejor que la Laboral, casi en las afueras.

Pero el caso es que si bien las obras se detuvieron, y así quedaron, allí se había hecho un hueco que una Zamora tan necesitada de locales de tipo social no podía ni puede desperdiciar, y desde algunos partidos se reivindicó el agujero, por denominarlo de alguna manera, para la construcción de un centro cívico, con ayuda económica del Gobierno regional. Tanto es así que en las pasadas elecciones de mayo, en un mitin, a los del PP se les calentó la boca ante los suyos, como siempre, y el presidente de la Junta prometió que Zamora contaría con ese centro y a coste cero. Lo malo es que debió afirmarlo desde la más profunda convicción de que los suyos iban a ganar de calle, y eso que las encuestas internas advertían del avance de Guarido, de IU, el actual alcalde que forma equipo municipal con el PSOE y que sacó apenas unos pocos votos menos que los que llevaban 20 años mal gobernando la urbe.

Todo lo cual hizo que el nuevo Ayuntamiento de izquierdas y entre otros proyectos, mientras iba poniendo orden en la situación heredada, volviese la vista hacia esa promesa hecha en mitin ajeno para tratar de hacer realidad ese centro cívico, y al efecto no tardó en reunirse con representantes de la Junta para tratar de llegar a un acuerdo. Pero no lo hubo, porque desde la Delegación territorial zamorana se considera que ese, en todo caso, no es asunto prioritario. Sin señalar cuáles lo eran, si es que existe alguno para Zamora, aparte de la llegada del AVE del maná, ese faraónico y carísimo plan llevado a cabo entre PSOE y PP, aunque ahora le toquen a este Gobierno las inauguraciones en las que basa su potencial para las elecciones de diciembre. Por cierto, en Palencia, donde ya llegó el tren de alta velocidad esta semana, el primer día de funcionamiento apenas si viajaron medio centenar de personas.

Pero Guarido no está dispuesto a renunciar así como así a ese centro cívico, al que algo aportaría el Ayuntamiento dentro de sus posibilidades, y ha pedido ayuda a diversos colectivos locales, siendo los primeros en acudir a la llamada los miembros del Foro Ciudadano, quizá un tanto alicaído últimamente, pero que ha demostrado muchas veces que sabe batirse el cobre en defensa de los intereses zamoranos y que se ha comprometido a apoyar la iniciativa para contar con el pretendido edificio sociocultural. Lo mismo que, se supone, harán otras asociaciones, atendiendo el llamamiento del alcalde, que no quiere dejar de presionar a la Junta para que el tema no caiga en el olvido.