Allá por el año 1877, cuando la tan traída y llevada desamortización de Mendizábal, el Estado pretendía apropiarse, para su venta, de todos los bienes que no se justificara su propiedad en la forma y condiciones que legalmente se estableció. Al Ayuntamiento de Zamora se le concedió un plazo para que aportase la documentación acreditativa de la propiedad del bosque de Valorio.

Como el Ayuntamiento no podía aportar documentación alguna de un espacio que consideraba una vía pública, la Dirección General de Propiedades y derechos del Estado, en escrito de 21 de junio de 1886 comunicó al Ayuntamiento que, al haber transcurrido todos los plazos que se le habían concedido por Decreto de la Reina Regente de 30 de noviembre de 1870 y sus prórrogas, la Reina (Q.D.G.) Regente del Reino, de conformidad con lo dispuesto por esa Dirección General, se había servido desestimar la excepción solicitada del Bosque de Valorio y disponer que se procediera a su enajenación.

Enterada la Corporación Municipal de la Real Orden, por la que se disponía la venta del bosque de Valorio, fue tal el revuelo que se armó en el Ayuntamiento que se desplazó una Comisión a Madrid, acompañada por los señores conde de Villapadierna y marqués de Santa Cruz y de los señores diputados a Cortes don Ildefonso Merchán, don Felipe Rodríguez y don César Alba para entrevistarse en el Ministerio de Hacienda y hacer las oportunas alegaciones sosteniendo que el bosque de Valorio era lo mismo que los jardines, las fuentes públicas y las calles de la ciudad, que se trataba de un paseo público para uso y esparcimiento de todos los zamoranos.

El ministro manifestó que como existía ya una Real Orden que declaraba vendible la finca, no quedaba otro recurso que el Contencioso-Administrativo para intentar revocar aquella, pero que, no obstante, elevasen escrito al Ministerio exponiendo lo mismo que habían dicho verbalmente y le daría la solución que en justicia procediera.

Por fin, en septiembre de 1887, Zamora recibió, con verdadero júbilo, la noticia de que el Ministerio de Hacienda había resuelto la excepción de la venta en concepto de que el bosque de Valorio era un servicio público.

Por Real Orden de 17 de septiembre de 1887, los zamoranos conseguían despertar de una pesadilla de más de veinte años de duración, puesto que nuestro querido bosque de Valorio pudo ser vendido por el Estado a algún particular terrateniente que lo hubiera transformado en parcelas o en cualquier otra forma de explotación productiva para su particular economía, privando a los habitantes de esta ciudad de un espacio público para disfrutar del medio ambiente.