Cuando de la infancia se trata hay que estar con mil ojos. Nunca se sabe quién puede ser o dónde puede estar el depredador. Los pederastas parecen haber crecido en número y, como por generación espontánea, están por todas partes, incluso en la propia familia, de ahí que padres y educadores deban permanecer vigilantes y al mínimo atisbo de comportamientos raros, tanto en los niños como en el entorno familiar y social, deben actuar con diligencia.

Lo que nos faltaba. Que en Zamora y provincia también tengamos que padecer esa peste. Sabemos de casos por Internet pero no que presuntamente estén tan ceca, que desde unos automóviles se dediquen, o eso parece, a fotografiar a nuestros niños. En principio hay abierta una investigación por parte de la Guardia Civil, para intentar localizar una furgoneta y un turismo cuyos ocupantes pudieron realizar fotografías a dos menores en un parque de Morales de Toro. No creo que los autores de las instantáneas que denuncia la madre de los pequeños se sintieran atraídos por la belleza del parque infantil, por el entorno o por el mobiliario existente. Si había niños, el objetivo eran los pequeños.

Me produce una tranquilidad enorme saber que la Guardia Civil es la encargada de la investigación. Pocas cosas se les escapan a los agentes de la Benemérita. Es un Cuerpo 10 compuesto de hombres y mujeres que son expertos en todas las materias, incluida esta. ¿Quién cree usted que acaba localizando a los pederastas que pululan por la Red de redes?: la Guardia Civil, que se merece un monumento en la Zamora urbana y también en la rural donde se ha dejado la piel desde hace tantos y tantos años. La Guardia Civil a la que debieran llover los premios y los reconocimientos en una ciudad y provincia donde han demostrado fehacientemente ser los mejores vecinos que imaginarnos podamos.

Su vigilancia hará más difícil que los presuntos depredadores puedan acercarse a los niños de Morales o a cualquiera otros. Somos los ciudadanos los que también debemos permanecer alertas ante cualquier situación o movimiento sospechoso. Y no es tan difícil. Simplemente hay que ser observador y ante la más mínima duda, tirar de teléfono y denunciar. Una furgoneta blanca y un turismo gris parece ser que han sido los vehículos utilizados por los "fotógrafos". Sabiendo cuánto cotizan las fotos infantiles, y no precisamente las tomadas en un parque, entre semejantes depravados, se puede fácilmente deducir el interés que muestran. Se empieza tomando una foto, atrayendo con posterioridad a los niños para acabar de esa forma que ni imaginarme quiero.

Y es que eso no es cosa de las películas ni sucede solo en Estados Unidos o allende los Pirineos. Eso también pasa a diario en España, y muy cerca de nosotros.