El mercadillo dominguero por fin se ha centrado y, según parece, serán dos domingos de cada mes cuando nos ofrecerá una rica variedad de cosas, un conjunto que la artesanía ofrece siempre que la miras o te acercas.

La plaza de Viriato será la sede de ese mercadillo que, estamos seguros, a medida que se consolide, aumentará con participantes. En este momento, y después de felicitar a quien corresponda por haber puesto en marcha un sueño olvidado. Toda obra, en principio, por elemental y sencilla que sea exige un escenario adecuado con arreglo a sus fines y que ofrezca unas posibilidades de atención y atractivo como obligado complemento del conjunto. Aquí vuelvo tomar de la mano aquel intento durante los años ochenta de mercadilo dominguero, nacido un poco a la sombra del mercado de la filatelia y numismática que presidía el amigo Baldomero, pensándose que un magnífico ofrecía la calle de Balborraz que, a pesar de su natural incomodidad, ofrece por si sola ya un auténtico espectáculo y su paseo central ofrece a la vez que permite una visión clara y total del conjunto.

Unos "malandrines" consiguieron con alguna otra negativa hacerlo desaparecer cuando llegaban a la altura de la calle del Oro. Se salieron con la suya esos lobos solitarios que no son si quiera una anécdota.

Sea la actual plaza el lugar o sea otro cualquier lo importante es mantener, cuidar y promocionar a través de todo el fenómeno cultural y, por supuesto económico de todo mercado sea cual sea su categoría, pero el detalle cultural cuenta y pesa mucho.