Cuanta incongruencia y cuanto resentimiento en las palabras de Trueba al recibir en el 63.º Festival Internacional de Cine de San Sebastián, el Premio Nacional de Cinematografía 2015, dotado con 30.000 euros. Subrayo la palabra nacional, porque el cineasta español ha confesado tener "un conflicto tremendo" con ella porque no le gusta nada. Pero Trueba ha escupido muchas más perlas por su boquita de cineasta comprometido. Por cierto, en España, el compromiso de los cineastas y de los actores consiste en arremeter contra el Gobierno de turno, siempre para lo mismo, para pedir más ayudas económicas al cine español, y si el Gobierno es del PP incluso pedir la pena capital para sus miembros. Eso es así. Y no lo digo yo. Lo han dicho infinidad de personas nada sospechosas de color político alguno y muy cualificadas. Servidora ya lleva demasiado tiempo sufriendo el envite de algunos empeñados en llamarme facha. Si facha es ser española y defender los símbolos de España, a sus Fuerzas Armadas y a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, entonces soy facha, pero que muy facha.

Dice Trueba que "ni cinco minutos de mi vida me he sentido español": ¿Qué haces entonces viviendo en España y recibiendo premios nacionales, además tan sustanciosos como el que acabas de recibir? Vete a Venezuela tío. O lárgate a Cuba donde tienen a los cineastas en palmitas mientras el pueblo pasa por las dificultades que todos sabemos. Este hombre es de una incoherencia que asusta. Tiene que estar amargado, tantos años viviendo en España, languideciendo en España y odiando a España de forma tan brutal. Hasta tal punto es así, que preso de la historia, ha asegurado sentir "pena de que España ganase la Guerra de la Independencia. A mí me hubiera gustado muchísimo que ganara Francia". ¡Si Curro Jiménez levantara la cabeza!

Este tipo se pasa por el forro de sus cineastas pantalones, el 2 y el 3 de Mayo en Madrid, el levantamiento popular espontáneo, los fusilamientos, la lucha callejera, lo escrito por Benito Pérez Galdós, a Luis Daoiz y Pedro Velarde, a Juan Van Halen, a las clases populares de Madrid que se levantaron contra los invasores. Porque Francia, a lo mejor este señor no lo sabe, con el cruel Murat a la cabeza cuya represión se escribió con sangre inocente de muchos españoles, fue un país invasor. Porque el 2 de mayo no fue la rebelión del Estado español contra los franceses, fue, repito, la rebelión de las clases populares de Madrid contra el ocupante. Tanto rasgarse las vestiduras con episodios parecidos en otras naciones, postulándose a favor de los sometidos o invadidos, y qué poco ardor con lo acaecido en la historia de España.

Me repelen los tipos así, que hacen ascos a España, a los gobiernos de turno y apostatan de un país cargado de historia buena, regular y mala, de luces y de sombras, pero de historia con mayúsculas.