Un socialista zamorano de pro, Cecilio Lera, de los ideológicos, de los viejos tiempos, que nunca ha vivido de la política, aunque lleva 36 años nada menos, como alcalde de su pueblo, Castroverde, y que es un famoso restaurador tan apreciado en la región como en el resto del país, ha decidido presentarse como candidato en las primarias de su partido para el Senado, dado que al menos el PSOE, tan igual por casi todo lo demás al PP, aplica la democracia en vez del dedo y sus representantes son por elección y no por designación, aunque ello pueda conducir a resultados tan nefastos como el de Zapatero, hasta ahora el peor presidente de Gobierno, un título nada honroso que le disputa enconadamente Rajoy.

Ha decidido Cecilio saltar al ruedo de la política nacional y lo ha hecho a su estilo, poniendo el dedo en la llaga tanto por lo que a su partido en Zamora respecta como por lo poco que hacen en Madrid todos los parlamentarios de la provincia, tanto los del PSOE como los del PP. El regidor de Castroverde y propietario y chef de El mesón del labrador es de los pocos que aún quedan que no tiene pelos en la lengua y que se la suda lo políticamente correcto, el buen rollito, el no molestar a nadie no se vayan a irritar, y todos los cultivadores del buenismo en general, las sores de la hipocresía imperante. Pero que lleve 36 años como alcalde de su pueblo sin que nadie le tosa, ya es suficientemente expresivo. Lera es de los de Mourinho, de los Albiol, de los de Alfonso Guerra más en concreto. Puede que este ya no sea el país del al pan, pan, y al vino, vino, pero si lo debe ser en su querida Tierra de Campos.

Le reconcome ver lo que hacen los congresistas y senadores: asistir cuando asisten, que suele ser lo menos posible, calentar el escaño, votar lo que les manden, hacer alguna pregunta por escrito, si acaso, para justificar el sueldo y volver a la provincia a cantar y contar la marcha triunfal del partido. Los zamoranos no pintan nada en ninguna de las dos cámaras, asevera el aspirante a senador, que añade que siente rabia y pena por ello ya que ni siquiera dan explicaciones luego de lo que han hecho en la legislatura. Así es. Y así lo sienten la mayoría de los zamoranos. Recuerdo la anécdota que contaba un veterano parlamentario por la provincia acerca de un diputado joven y novato que le tocó como compañero y que no sabía hacer otra cosa más relevante que seguirle donde quiera que fuese, hasta que ya una vez tuvo que avisarle que le esperase, que no hacía falta que fuese detrás, que iba al baño.

Solo que cabe dudar si acierta Lera al optar por una institución tan discutida, tan innecesaria en cualquier caso, como es el Senado, otro cementerio de elefantes más para que los antiguos y mediocres dirigentes de los partidos puedan vivir de la política hasta su jubilación. No encaja el talante dinámico y crítico de Cecilio con semejante ambiente en total decadencia. Al margen de si sale elegido o no, es más fácil imaginar al veterano alcalde de Castroverde en las instituciones más cercanas, las de Zamora, luchando por la provincia y arrimando el hombro todo lo posible, igualmente por salvar al PSOE local que, como él dice, lleva mucho tiempo dirigiéndose hacia la nada. Puede ser un primer paso.