No debe ser nada fácil acceder al Sello del Instituto Cervantes, distintivo de calidad que viene a certificar la innovación en la enseñanza y el aprendizaje de lenguas extranjeras. Son muchos los que optan a su obtención y pocos los que lo consiguen. Por eso llena de orgullo saber que un centro zamorano, la Academia Villamor, ha recibido la mejor certificación de nuestra comunidad para emprender proyectos de cara a la obtención del codiciado sello. No es de extrañar el contento y a la vez la preocupación, por la responsabilidad que adquieren, del director de la citada academia.

José María Pérez Álvarez, al que conozco desde hace muchos años, es un hombre valiente, capacitado, voluntarioso, innovador que trabaja duro, un profesional como la copa de un pino, un zamorano preocupado por el devenir de su ciudad y provincia que ve, con perspectivas de futuro, la importancia que esta concesión tendría para Zamora. Es como una inversión de la que todos los sectores se beneficiarían. Todos los sectores deberían ponerse a la altura que corresponde, apoyando este suceso que de haber correspondido a una academia de cualquier otra ciudad, a buen seguro se seguiría celebrando al más alto nivel. No es para menos.

Llevamos toda la vida suspirando por traer a nuestra ciudad, de la mano de quien sea, estudiantes extranjeros de todas las nacionalidades, gente que aporte savia nueva, que revitalice la ciudad, que la haga cosmopolita y mire por dónde, gracias al proyecto de esta afamada academia lo tenemos más cerca, posiblemente la próxima primavera. José María no es hombre que se arredre ante lo que se le viene encima, muy por el contrario sé que apela a la responsabilidad de instituciones, entidades y zamoranos en general para que entre todos aportemos apoyo y ayuda a este proyecto que puede cambiar considerablemente el paisaje con figuras de esta ciudad que se nos va quedando, lenta pero inexorablemente, vacía como no haya gentes que apuesten por ella, la revitalicen y hagan de sus proyectos realidades urgentes.

Solo por el impacto económico que para la ciudad puede tener, que de hecho tendrá la llegada de estudiantes extranjeros, merece la pena echar no una sino las dos manos al proyecto de un zamorano que ha tenido su recompensa. A ver si desde el Ayuntamiento, la Diputación y la propia Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León saben ver y valorar las posibilidades de este espaldarazo recibido por un centro zamorano que quiere compartir con todos los zamoranos la suerte que tan duramente ha trabajado.

El Centro Cervantes Villamor Zamora puede ser un revulsivo para la tradicional apatía crónica de los zamoranos y un referente internacional.