Muy importante fue para Zamora el siglo XVIII; creció considerablemente el número de habitantes, se construyeron notables edificios, se realizaron obras públicas de notoriedad y todo ello fue por la categoría que alcanzó la capital en 1737 al instalarse aquí la Capitanía General de Castilla la Vieja.

Una de las obras de interés fue el acondicionamiento de la Cuesta del Piñedo. Esta prolongada cuesta, con vueltas y revueltas, fue arreglada en el año 1784 utilizando para la construcción de los pretiles las piedras procedentes de la iglesia de Santa Eulalia que había sido recientemente demolida. Todavía no fue suficiente toda la piedra del derribado templo, que también se aprovechó la procedente de la demolición del torreón del palacio del Conde de Alba que había en la vecina y ya desaparecida calle del Peso.

Se explica el progreso de la ciudad en aquella época al estar aquí la sede de la Capitanía General: Teníamos un capitán general, el marqués de Chateaufort, un Estado Mayor con dos tenientes generales, una Maestranza de Artillería, se construyó un nuevo Cuartel para la Infantería en el conocido sitio de "El Palomar". Los contemporáneos del siglo XX lo conocimos como el Cuartel Viejo, después Colegio Corazón de María y en la Actualidad Urbanización del "Conjunto Viriato".

La Capitanía General se la llevaron a Valladolid en el año 1805, en Zamora ya no queda ambiente "militarista", no quedan cuarteles, pero sí nos quedan los pretiles de la cuesta del Piñedo como pétreos testigos de nuestro pasado histórico.