El 3 de septiembre la Iglesia celebra la memoria de san Gregorio Magno. Nació en Roma en el año 540, en una familia cristiana de buena posición, y llegó a ser el prefecto de la urbe. Pero poco después renunció al cargo y se hizo monje, fundando un monasterio bajo la regla benedictina. Fue secretario del papa Pelagio II, y a la muerte de este en 590 fue elegido como nuevo obispo de Roma. En una época difícil tuvo que ayudar a la supervivencia de la ciudad, y emprendió importantes reformas en la Iglesia, tanto en cuestiones organizativas como en la liturgia (en él se basa el canto gregoriano). Murió en el año 604, habiendo sido el primer monje que llegó a ser papa. Fue declarado Doctor de la Iglesia en el siglo XIII, y se lo considera uno de los cuatro Padres de la Iglesia latina, junto a san Ambrosio, san Agustín y san Jerónimo.