Además de secesionistas, los que apuestan por la independencia de Cataluña, también son anexionistas. El mapa de Cataluña, reducido a sus cuatro provincias naturales, es tan exiguo que quieren incorporar a Valencia, Baleares, la Franja aragonesa y me temo que, dado el anhelo expansionista de Mas, también el Rosellón y la Cerdaña francesas. Que tenga cuidado Hollande porque, cualquier día, Arturo y sus esbirros de la "taula" cuadrada como sus cabezas, envían allí a los Mossos d'Esquadra y preparan un conflicto internacional del que, encima, tendría que responder España.

El consejero de Justicia de la Generalitat, Germá Godó, se muestra abierto a que una eventual Cataluña independiente conceda la nacionalidad catalana a los ciudadanos del resto de los "Països Catalans". Si para ello, necesita reinventar la historia, la reinventa, con el fin de que sea algo más que las coincidencias lingüísticas lo que una a Cataluña con las comunidades valenciana y balear.

No sé qué pensarán al respecto valencianos, baleares y los de la Franja aragonesa. No creo que estén por la labor. La insaciable Cataluña de Mas los fagocitaría a la primera de cambio sin dar más explicaciones. Cataluña necesita a ambas comunidades, más que ambas comunidades a Cataluña. En un eventual "coup de force" ante el resto de Europa, cuantas más provincias logren anexionarse para configurar un mapa superior al que actualmente tienen, mejor que mejor.

En la actitud de los soberanistas no hay ni una pizca de solidaridad, de respeto, de cariño o de cualquier actitud loable que pudiéramos imaginar. No van por ahí los tiros. Tengo para mí que los valencianos marcarán distancias con las tesis nacionalistas catalanas. Estimo que Ximo Puig, presidente socialista del Ejecutivo valenciano, no se dejará intimidar y mucho menos engañar por esta gente que necesita apoyos como sea para su cruzada. Aunque su conseller de Educación, antes de acceder al cargo, sí se mostró partidario de la inclusión de la Comunidad Valenciana en los Países Catalanes. Debe tener mucho cuidado el señor Puig, del que pienso que es un buen valenciano y un buen español, por los posibles caballos de Troya que puedan haberle introducido en su Gobierno quienes quieren desbaratar España. Cuando la unidad de España no está en tela de juicio.

Cabe esperar que el globo soberanista se desinfle ante la grave crisis socioeconómica y la merma de libertades básicas sin precedentes que vive Cataluña y que son imputables única y exclusivamente a los sucesivos gobiernos de Artur Mas, con alguna ayuda, y no a los distintos ejecutivos de España como pretenden señalar constantemente quienes han demostrado su inutilidad, su inoperancia, su ineficacia, su ineptitud y su incompetencia para gobernar a una ciudadanía, sin duda extraordinaria, que a lo largo y ancho de los años de gobierno de CiU y sobre todo desde el advenimiento de Mas, merecía mejor suerte.