Da pena el abandono en el que está el ámbito rural. Es como si todo el mundo diera por hecho que tiene fecha de caducidad y que su desaparición no tiene remedio. Los primeros, los políticos que nunca han hecho nada por perfilar una hoja de ruta que marque el devenir de los pueblos. Se limitan, los que gobiernan en las instituciones, a "tapar agujeros", bachear carreteras, arreglar las averías que sufren los servicios de suministro de agua, establecer un servicio mínimo de recogida de basuras. Y poco más. Más allá de eso, pare usted de contar.

¿Qué va a suceder con más del 80% de los pueblos zamoranos en los próximos 20 años? ¿Alguien lo sabe? No. Todos intuimos que, si continúa el actual ritmo de despoblación (y nada hace pensar que no vaya a ser así) van a desaparecer. Pero, a la vez, es difícil creer que nadie está por ahí, en algún despacho importante, buscando fórmulas para parar esa sangría que acabará produciendo una brecha en el territorio de consecuencias impensables y, desde luego, trágicas.

Los partidos políticos que han gobernado: PP y PSOE, han sido incapaces de aportar soluciones para que sobre el horizonte se levante una mota de futuro. Las formaciones emergentes ni tan siquiera hablan de ámbito rural, como si no existiera. En los pueblos nos sentimos desvalidos, es como si ya alguien hubiera firmado nuestra defunción. Vemos como cada año, los padrones de habitantes siguen mermando y no pasa nada. Muchos observatorios, reuniones, plataformas, pero, de verdad, nada. Solo gestos. Nadie quiere coger el toro por los cuernos y cuando lo hagan, si es que lo hacen, ya será demasiado tarde.

Se equivocan aquellos que no hacen nada por mantener el ámbito rural. Si desaparece, se ira con él el sector primario y también una cultura propia, muy rica, llena de matices. Empezaremos a depender del exterior; de las grandes multinacionales que ya controlan la alimentación mundial. En principio, puede que los alimentos sean más baratos. Ah, ¿y después? Cuando quieran cerrarán el grifo y pondrán los precios a lo que ellos quieran. Entonces nos acordaremos de lo que no estamos haciendo ahora.

Enrique de la Cruz Alonso