Recuerdo, mucho antes de "Sálvame" y todas sus secuelas televisivas, que Karmele Marchante vino a presentar un libro sin mayor trascendencia al Club de La Opinión, libro que presenté como no podía ser de otra forma. Recuerdo que llegó en plan diva y con imposiciones, como un piscolabis de jamón antes de salir al escenario y no sé qué bebida. Recuerdo que preferí hablar de la periodista seria que fue en otro tiempo que se me antoja ya muy lejano, para que su declive periodístico no la pusiera en evidencia. Por aquel entonces, ya apuntaba maneras en "Tómbola" donde Jesús Mariñas se convirtió en su cruz, como ahora lo son la práctica totalidad de sus compañeros en el programa de Tele 5.

No fue Karmele una persona agradable. Sus aires de superioridad frente a esta humilde provinciana fueron una constante antes, durante y después del acto. El libro no llegó a la categoría de "best-seller", como tampoco podía ser de otra forma y la deriva de la Marchante siguió su curso imparable hasta convertirse en la caricatura que hoy es. María del Carmen Marchante Barrobés es tarraconense de Tortosa, por lo tanto catalana, pionera de la contracultura en España, hija del coronel de infantería Carlos Marchante Alonso y de Carmen Barrobés Llatge que provenía de una familia muy acomodada de Barcelona. Sin embargo su carrera se ha desarrollado prácticamente en Madrid.

Aunque no muy apreciada, es lo suficientemente conocida en España, más como afecta a los programas del corazón que por aquellas entrevistas que realizara en otro tiempo a importantes líderes políticos europeos. Karmele ha vuelto a la prensa seria. Incluso ha sido portada. No por sus virtudes profesionales, más bien por su participación en esa especie de show independentista del que también forma parte el actor Juanjo Puigcorbé, cuya carrera se ha desarrollado de este lado de la linde, que no la frontera como pretenden los separatistas catalanes.

La catalana se ha prestado gustosa a participar en el video "Ara es l'hora" (Ahora es la hora), grabado en blanco y negro y con sus protagonistas hablando en castellano donde, siguiendo el guion establecido, se permiten hablar sobre pensiones y estado de bienestar, entre otras cuestiones, y en el que Karmele considera "una mentira que no se vayan a garantizar las pensiones en una hipotética independencia ya que Cataluña es la comunidad del Estado que da más dinero y la que menos recibe", apostando incluso por la "desobediencia civil" llegado el caso "si no nos dan lo que pedimos". Nada de eso dice cuando hace el ridículo en "Sálvame" y sus secuelas por un puñado de euros que son netamente españoles. Semejante mentira la debilita como periodista rigurosa y la incapacita para el ejercicio de su profesión en esta parte de España de la que, siempre que puede, aprovecha para echar pestes. La gente que muerde la mano que les da de comer no merece la pena.