Quien piense que durante este mes de agosto los pueblos solo viven de verbenas y toros, se equivocan. Aprovechando la llegada masiva de visitantes que regresan a su pueblo, algunos de ellos tienen una riqueza cultural impresionante. Y hablo de mi pueblo adoptivo, Mayalde, y digo adoptivo porque estoy casada con un mayaldino. Ya se sabe que estas personas aman a su pueblo sobre todas las cosas.

Con motivo de las fiestas de agosto, además de otros muchos acontecimientos lúdico-culturales, en Mayalde se ha desarrollado una iniciativa muy interesante. Con la colaboración del Ayuntamiento y la inestimable organización de Román Figueruelo, los vecinos han visitado masivamente la exposición "Pintores de Mayalde". En el hall de la Casa Consistorial, un espacio pequeño pero acogedor, hemos colgado una selección de cuadros de artistas vocacionales (salvo honrosas excepciones). Cada día hemos compartido espacio tres pintores.

María Rodríguez, Sandra González y Almudena López abrieron "el fuego" el día 15 mientras que Eugenio Fuentes (pintor al que LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA dedicó días atrás una amplia entrevista), Javier Figueruelo y Severiano Arenal colgaron el segundo día. La exposición fue clausurada con las composiciones de María Antonia González y la que estas líneas suscribe. Hemos sido ocho quienes hemos expuesto, pero somos muchos más los que en las largas noches de invierno nos afanamos sobre la mesa camilla en expresar sobre un lienzo lo que entendemos que es hermoso.

Han sido muchas las personas que han querido conocer nuestras creaciones y las palabras de ánimo para que sigamos pintando y las felicitaciones nos han abrumado a casi todos. Todo un éxito que espero que se repita en los próximos años para que podamos conocer a otros muchos "artistas" en ciernes. Para mí, personalmente, ha supuesto un fuerte espaldarazo para que cuando la luz solar disminuya vuelva a retomar los pinceles, con más ahínco, para intentar superarme, porque he visto cuadros que realmente los he encontrado maravillosos.

Confío en que la iniciativa se prolongue en los próximos años. Desde estas líneas animo a esos muchos pueblos zamoranos que tienen un agosto fiestero a que en su programa dejen un pequeño espacio para dar a conocer al resto de vecinos las creaciones que en silencio unos pocos, con paciencia y mimo, van realizando. De verdad, no se arrepentirán.

Conchi Rodríguez Camarero (Mayalde/Valladolid)