Lo mejor de Donald Trump es lo que tiene de cruce de Lex Luthor -el malvado millonario enemigo de Superman- y del Jocker, el delirante asesino de Batman. Respecto a lo mejor de Donald Trump, lo peor es que es realidad, no ficción. Tuvimos las primeras noticias de Trump cuando era presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan y estamos hartos de saber de él cuando puede convertirse en presidente de Estados Unidos, como Ronald Reagan en más de un sentido, por medio del Partido Republicano.

Los propagandistas de las escuelas militares para enderezar hijos con mala conducta tienen aquí un ejemplo de la poca eficacia de esa solución pedagógica. Los partidarios de la desigualdad social tienen en Trump un ejemplo: ya la familia tenía el negocio inmobiliario en el que entró a finales de los sesenta, controla desde principios de los setenta, arruinó en los noventa y resucitó hasta nuestros días. A los amantes del mal gusto les bastaría el ejemplo de sus mejoras en el hotel Plaza de Nueva York para que no sea necesario entrar en novedades. Los apasionados por las peores lecturas pueden gozar de su búsqueda de la verdad en el género de la autoayuda y charlatanería financiera en estos títulos: "Cómo hacerse rico", "Trump o el arte de vender", "Queremos que seas rico" y "Piensa como un millonario".

Los estetas también verán en él un creador de belleza y bondad porque es propietario y organizador de Miss Universo, Miss Estados Unidos y Miss Estados Unidos Adolescente. Los gourmets de la telebasura recordarán las cenas con "El aprendiz", el reality show para ejecutivos cuyo premio era dirigir una de sus empresas en la que logró convertir "estás despedido" en una frase divertida. En fin, si progresa adecuadamente, los buenos estadounidenses que quisieran votarle -algo de lo que están excluidos los mexicanos violadores- tendrían en él a alguien que "Piensa grande y patea traseros en negocios y la vida" muy lejano de un posible extranjero comunista con nombre de musulmán, como estos últimos ocho años. Qué bien que los violadores mexicanos no puedan votarle y qué lástima que algunos jóvenes emprendedores españoles tampoco.