No hagamos en España como hacían en Rusia con los escritores que no eran de su cuerda, una cuerda a todas luces comunista. Al escritor, historiador y nobel ruso Alexander Solzhenitsyn le remito, cuyas opiniones antiestalinistas le llevaron a ser condenado a trabajos forzados durante ocho años. O al poeta y novelista también ruso Boris Pasternak, autor de la famosa obra "Doctor Zhivago", perseguido por las autoridades del régimen comunista ruso hasta el mismo día de su muerte.

A algunos dirigentes actuales, fundamentalmente alcaldes que no son otra cosa que fruto de los pactos, les ha entrado como una especie de paranoia absurda que les lleva a arremeter, proscribir, derogar, inhabilitar, desterrar, anular, invalidar y todos los sinónimos posibles, todo aquello que les suena a otro tiempo, que les huele a "fascista". Yo creí que ciertos olores estaban ya superados, precisamente por su aroma rancio y porque España en estos años de democracia se ha oreado ya bastante. Pues, no señor. No sé si es rencor, es resentimiento, es animadversión o es directamente odio, lo cierto es que se están empleando a fondo hasta rozar el ridículo, la tosquedad, lo grotesco o como en el caso de la alcaldesa de Jerez, la incultura o puede que el analfabetismo más absoluto.

A esta señora (la de los meñiques de los pies díscolos) que, además de clases de cultura general para ir tirando durante la legislatura, hay que enseñarle literatura, con mayúsculas, las mayúsculas de nuestros mejores escritores pasados y presentes, no se le ha ocurrido otra cosa que, en medio de un profundo desvarío, asegurar que José María Pemán, novelista, poeta, dramaturgo, guionista y ensayista español, natural de Cádiz, era sinónimo de fascista. Pasternak y Solzhenitsyn debían serlo también para los dirigentes de la Rusia comunista, tan retrógrados, desilustrados y analfabetos funcionales, incapaces de ver más allá de la ideología que defendían y que resultó ser un fracaso, como la susodicha regidora.

Con semejante argumento, el pleno del Ayuntamiento jerezano, con los votos de Psoe, Ganemos e Izquierda Unida, aprobaron la retirada del busto de Pemán, que preside la antesala del Teatro Villamaría. Los podemistas, socialistas y comunistas se han despachado a gusto argumentando que no se debe homenajear a personas que defendían valores contrarios a la democracia. ¡Toma ya! Que yo sepa, debo ser muy ignorante, se homenajea al Pemán escritor, y era extraordinario, y no al tradicionalista religioso de convicciones monárquicas que le convirtieron en representante de los sectores conservadores. Solo por su obra de teatro en verso: "El Divino Impaciente", José María Pemán bien puede gozar de todas las consideraciones literarias habidas y por haber. Hace falta ser analfabeta para cuestionar a un gaditano ilustre y universal. Claro que es conveniente saber que estos demócratas, intelectuales y progresistas de pacotilla también han pedido la retirada de la placa callejera que lleva el nombre de Manuel Fraga que dio a todos ellos cien vueltas en materia de democracia. Y ahora que me pongan a parir los que no saben hacer otra cosa.