Llegaban buenas noticias procedentes del resto de España sobre cierta recuperación observada a lo largo de un verano en el que, al parecer, los españoles han vuelto a salir, no solo de casa, también de su ciudad, provincia y región, para dar alas, fundamentalmente al sector hotelero. Se nos hablaba de un cierto repunte muy celebrado en todos los sectores, hasta que Azeco nos quitó de golpe el júbilo. Parece ser que había puestas fundadas esperanzas en las rebajas de verano. Parece ser que las previsiones eran buenas, ya que hablaban de un incremento en las ventas de alrededor del 5%. Eso decían las previsiones. La realidad, siempre tozuda, se ha mostrado contraria.

El nivel de ventas no ha repuntado un ápice con respecto a temporadas anteriores de verano que fueron malas de solemnidad para un comercio que hace lo que puede, que resiste, que lucha, que aguanta lo indecible. Y lo indecible parece ser la apatía del consumidor. Apatía que se refleja en su bolsillo. Lo cierto es que ambientillo hay, pero en todo aquello que es gratuito. Cuando hay que "estirarse" la gente da un paso atrás y "pasa palabra".

Dicen que a los zamoranos nos falta alegría. Y algo de razón deben tener. Nos falta alegría no para contar chistes, para reírnos hasta de nuestra sombra, aunque el zamorano no es muy dado a ello, nos falta alegría para gastar, para salir con el bolsillo lleno y dejarnos una parte en el comercio de Zamora. Otra cosa son los bares y restaurantes que, a simple vista, parecen estar pasando por un buen momento. Y digo a simple vista, porque si se mira con lupa y se consulta a los empresarios del sector, te dicen de inmediato que "naranjas de la China", que aguantan porque hay que aguantar, pero que la gente no se gasta un euro.

¿Y si el Ayuntamiento fuera más flexible? ¿Y si los bares y restaurante moderaran sus precios? Tiene que haber una conjunción entre ambos que permita a la gente consumir sin miedo a dejarse un pastón por una bebida de cola o un botellín de agua. Zamora tiene buenos bares y restaurantes y un comercio extraordinario que, a lo mejor, también tiene que plantearse que sin que ello vaya en detrimento de la calidad, bien pueden abaratar los precios. Es lo que han hecho con las rebajas y ni por esas. Azeco dice que la cosa no ha ido bien. Dentro de nada los escaparates se vestirán de otoño y a ver entonces qué hacen con el sobrante de verano. Y así no pueden continuar un año sí y otro también.

Siempre les quedará la feria que montan en Ifeza para salvar lo que no se ha vendido ni en temporada ni en rebajas. Pero no es eso. El comercio de Zamora necesita de la atención preferente de instituciones y ciudadanos, porque a este paso ni en julio, ni en agosto, suspendidos para septiembre. Sin la seguridad de aprobar en septiembre.