Por la boca, por Twitter, por Facebook o como quiera que se llame la red social que se utilice. Las redes sociales son la perdición de políticos y de aspirantes a serlo. Las redes sociales tienen memoria. Más tarde o más temprano, la memoria se activa y acaba por pasar factura. Las palabras se las lleva el viento, lo que se escribe se lee y por lo tanto es susceptible de ser juzgado en los tribunales. Aviso para navegantes. Todos cuantos han amenazado y amenazan, cuantos han insultado e insultan, todos cuantos han infamado e infaman, todos cuantos han denigrado y denigran más tarde o más temprano acabarán imputados por amenazar, insultar, infamar y denigrar.

Espero y deseo de corazón que José Luis Valladolid, alcalde del PP en la localidad conquense de Villares del Saz, que llamó "puta barata" a la portavoz del Psoe de Castilla-La Mancha, Cristina Maestre, acabe imputado en el banquillo, multado económicamente y penando en la cárcel. Semejante personaje no está ni capacitado ni legitimado para ejercer un cargo tan importante como es el de alcalde. El PP está en la obligación de expulsarlo de sus filas, de abominar de semejante individuo y de impedir que sus electos caigan en semejantes comportamientos.

Por la misma regla de tres pido para Marisol Moreno, concejala de Guanyar Alacant, una de las "filiales" de Podemos, la pertinente imputación, multa económica y pena de cárcel, por haber utilizado Twitter y Facebook para realizar manifestaciones como: "no me da la gana que mis impuestos subvencionen asesinatos a no ser que sea de políticos". Curiosamente, la Moreno ejerce ahora de política, pero no por eso hay que desearle la misma suerte que ella ha deseado a los ejercientes de la res política. Y no solo eso, la señora Moreno también dijo en referencia a aficionados a los toros: "una bomba os tiraba yo a vosotros". Ambas manifestaciones me parecen lo suficientemente fuertes y desagradables como para que la Fiscalía actúe y el juez no se reblandezca como ocurrió con el concejal de Ahora Madrid, Guillermo Zapata, que ha vuelto a repetir hazaña.

Y eso que fue áspera y desafortunada su alusión a Irene Villa, a las niñas de Alcaser y a todos los que un día fueron objeto de su mala baba. Porque si a eso se llama humor negro, a lo del alcalde popular de Villares se le puede tildar de humor rojo y a lo de la señora Moreno de humor amarillo y entre "humores" de distintos colores, las redes sociales pueden acabar más desprestigiadas de lo que ya están, por esconder a toda esta gente que hace del insulto, del desprecio, de la humillación y del escarnio su bandera. Se puede discrepar pero no insultar. Para gustos se hicieron los colores y para ser susceptibles de ser compartidas o no, las opiniones y apreciaciones. Eso sí, desde el respeto que, cuando se pierde, acaba convirtiendo en animales de la peor ralea a los que practican a fondo la filosofía de la falta de respeto, en particular a los que no son, no piensan y no opinan como ellos.