Parece que en Ciudadanos, el partido de centroderecha que lidera Albert Rivera, han empezado a darse cuenta del riesgo que les supone su política de apoyo al PP -con algunas excepciones que incluyen al PSOE y grupos independientes- de cara a las elecciones generales de noviembre o diciembre, como ya reflejan claramente las encuestas. Y es que no se puede abanderar el cambio y sostener a quienes están por el inmovilismo. La regeneración democrática que pregona Ciudadanos tiene que traducirse en acciones más que en palabras, y así lo entienden ya quienes, pese a los acuerdos firmados con el PP, empiezan a mostrar, sacudir y hacer valer sus condiciones, tomando la senda del cambio que la mayor parte de la sociedad demanda como quedó bien patente el 24-M, aunque fuesen los de Rajoy los más votados.

Un ejemplo del talante que empieza a mover la praxis de Ciudadanos se acaba de dar en Castilla y León, donde el portavoz del partido de centroderecha que ha facilitado la investidura como presidente del eterno Herrera ha pedido el cierre del Consejo Consultivo por su elevado coste y sus escasas, mínimas, funciones. Considera Luis Fuentes que un órgano debe cumplir alguna tarea más que contentar a un territorio. Aunque, en este caso, y si va por Zamora, la eterna olvidada de la Junta, pues ni eso siquiera pues su ubicación en la capital más que motivo de satisfacción fue motivo de indignación para los zamoranos que vieron cómo se gastaban millones en un desproporcionado edificio innecesario, cuando tantas otras cosas son verdaderamente necesarias. Más de 2 millones de euros cuesta a los contribuyentes el mantener esta institución que para nada sirve, como tantas otras desde el Senado a las diputaciones. Cuando Rajoy llegó a La Moncloa y entre las muchas promesas incumplidas, por las que va a pagar ahora, se encontraba la de eliminar organismos, entidades, fundaciones y empresas públicas o semipúblicas, duplicados de la administración central por las manirrotas comunidades autónomas. Pero ahí siguen.

Desde Ciudadanos se contempla la petición del cierre como una medida de regeneración y el asunto se trasladará a las Cortes. Pero Herrera sigue teniendo la mayoría, gracias al voto de calidad, y ahí quedará todo seguramente, aunque es positivo que desde la oposición alguien haya planteado la cuestión, que presumiblemente el PSOE, el otro beneficiado de la mamandurria, no apoyará. Lo mismo que tenía que abordarse el mantenimiento de la oficina del Procurador del Común o de otros asuntos polémicos impuestos por la mayoría absoluta hasta ahora del PP. Pero bueno es que se hayan empezado a cuestionar, al menos. Herrera, el presidente que quería hacer las Cúpulas del Duero y otras cosas así, casi herrerianas en el sentido clásico por su grandiosidad y gastos, tiene en Zamora muchas necesidades y precariedades que bien podrían encontrar acomodo en la sede del Consultivo, desde el Museo de Semana Santa, localización ideal, a la subsede prometida y también olvidada de Las Edades del Hombre, o el museo de Lobo o la casa-museo de León Felipe. Así, el edificio serviría para algo a los zamoranos en vez de servir, como ahora, para que algunos veteranos políticos sigan viviendo de la política por los restos.