A este paso, veo que a los pocos que quedamos por estos pagos nos va a tocar aprender chino. Según vemos y oímos en las películas, hablarlo no debe de ser difícil, basta con cambiar nuestras erres por eles y ya está. Lo de escribirlo es otro cantar. En el verano del 72, trabajé un par de meses con un japonés en Suiza y el pobre fue incapaz de enseñarme a garrapatear ni un solo signo. Los ponía en una libreta; yo intentaba copiarlos y ni calcándolos, oiga. Cada vez que iba yo a enseñarle los "deberes" se partía de risa. Se ve que yo cambiaba algún palote de sitio y escribía una burrada. Él aprendió, y en pocos días, a decir todos los tacos habidos y por haber; yo seguí in albis. O sea, que sé por experiencia propia que lo de escribir en chino en una tarea de chinos, que o eres chino-chino o te quedas a dos velas.

Vista la dificultad de la empresa, lo mejor es empezar pronto con las lecciones para que cuando los chinos desembarquen en masa en Zamora (o Zamola) para comprar vinos, quesos, embutidos y carnes ya llevemos parte del camino andado. Hago estas recomendaciones porque acabo de leer en este diario que una delegación china, de Hong-Kong mismamente, anda visitando fábricas y bodegas en "Coleses", "Molales del Vino" y "Tolo" para ver si les gustan las cosas ricas de esta tierra y las importan a su país.

(Algunos rumores indican que, ya que han adquirido por diez mil euros el aeropuerto de Ciudad Real, también podrían comprar el aeródromo de Coreses, pero no está confirmado, aunque nuestras autoridades no lo verían mal).

El caso es que la visita de los chinos ha despertado expectación y ha disparado esos resortes que conducen al cuento de la lechera. Ya hay quien ve a millones y millones de chinos comiendo bocatas de queso zamorano o zampándose unas raciones regadas con vino de Toro, Tierra del Vino, Arribes o Benavente.

-Y no le digo a usted nada, don Oroncio, de lo que van a disfrutar con el chorizo, porque allí cerdos hay muchos, pero chorizos pocos; se ve que los tiene muy vigilados el partido.

-No se crea, don Tolopalco, últimamente salen noticias de barandas y gerifaltes chinos a los que han pillado con las manos en la masa. Y allí no se andan con chiquitas. Los juzgan o lo que sea y los fusilan enseguida.

-¡Qué barbaridad! Aquí no habría balas para todos. Como decía Gila, tendríamos que tirar unas cuantas a la rebatiña y que se arreglen entre ellos.

-O que las sorteen porque la historia nos demuestra que siempre se aprovecharían los mismos.

-¿Y qué haríamos los zamoranos si los chinos se llevan todos los chorizos, los lomos, los jamones, los quesos y los vinos?, pregunta don Ubilibaldo, que se ha incorporado tarde al mentirote.

-Pues, hombre, comer cosas chinas, más que nada para compensar. Por ejemplo, arroz tres delicias, sopa de tiburón, pato laqueado, soja, bambú y rollos de primavera, responde raudo don Sofonisbo, cosmopolita y enterado él.

En lo que sí coinciden los cuatro es que en que se ha notado enseguida el ascenso de Maíllo y de Rosa Valdeón a la cúspide del Poder. Ha sido llegar ellos a tan altos menesteres y ya andan los chinos tirando para arriba de la economía de Zamora.

-El que manda, manda, don Tolopalco. Ya solo falta que nos traigan remolques de chinos para repoblar la provincia, que falta nos hace.

-Podría ser, tercia don Sofonisbo, porque allí sobra gente y falta sitio, lo contrario que aquí. Además, fíjense cómo andará la copla que miles de chinos se van en verano a la parte de abajo de Siberia para sembrar patatas y plantar hortalizas y verduras. Y les pagan a los rusos y todo.

Los cuatro se ponen a fantasear con lo que podrían ser Sanabria, Aliste, Sayago o Tierra de Campos llenas de chinos, chinas y chinitas.

-Y ya nos tendrían que irse nuestros misioneros a evangelizar a Oriente; evangelizarían en casa y todos tan contentos.

-Y se aprovecharían las iglesias que ahora andan casi sin parroquianos y sin curas.

Total que lo de la visita de la expedición comercial china a Zamora está dando para mucho. Y esperemos que dé para más. Por los menos, es tema de conversación y hasta de esperanza.

¡Ah, también anda por aquí una delegación similar alemana. Pero a esos hay que tratarlos con mimo no sea que se cabreen, se lo cuenten a Merkel y nos arree un "tsiprazo" a las primeras de cambio. ¿Se imaginan un corralito en Zamora? Jubilados para hacer cola no nos faltan, no.