Un joven que paseaba a su perro, sin duda más afortunado que el objeto de su hallazgo, escucha junto a unos contenedores el llanto de un bebé. El joven alerta a la Guardia Civil que merece un monumento. Tras levantar con una grúa el contenedor y rebuscar entre la basura, los dos agentes de la Benemérita que intervinieron en el rescate, hallan a un recién nacido que se encontraba en buen estado. Una notica terrible que pone de manifiesto, una vez más, la vulnerabilidad de los niños y esa especie de falta de respeto, falta de humanidad, falta de atención o vaya usted a saber qué, que afecta a buena parte de la infancia en España.

Los datos del maltrato infantil no tienen la misma trascendencia que los datos del dramático maltrato que se ejerce contra la mujer. Si se dieran a conocer nos causarían asombro y nos abochornarían. La madre de la infortunada criaturita, una mujer colombiana de 37 años y madre de tres hijos más de 4, 5 y 11 años, que fue detenida gracias al biberón que apareció junto al bebé, se ha justificado apelando a la falta de recursos para mantener al nuevo miembro de la familia. A buen seguro, llegada a este punto, muchos habrán pensado en el aborto como solución. Pues no lo es, como no lo ha sido el acto cometido por esta madre que, por muy desesperada que estuviera, nunca debió en aras de todo lo hermoso que encierra la maternidad, aún en la penuria, romper el lazo que une a una madre con su hijo y que es o debe ser el material más fuerte e indestructible del mundo. La solución pasa por una buena planificación familiar en la que no veo al aborto por ninguna parte.

Como tampoco he visto a las humanitarios y animalarios actores, humoristas, cantantes y actrices que no dudan en firmar manifiestos contra el planeta de los toros y el maltrato animal del que yo también abomino ofreciendo sus servicios gratuitos, llegado el caso, poniendo el grito en el cielo y anunciando un concierto a favor de esta madre y sus cuatro hijos, como sería de recibo. Actrices que son madres prácticamente recientes y por lo tanto más sensibles ante una situación así, como Penélope Cruz que, por lo que se ve, no han debido enterarse.

En el orbe de la farándula, algunos quieren arreglar España y de paso el orden establecido, metiendo sus narices en la política, dispuestos a hacer política por el bien de la sociedad, y cuando pueden y deben demostrar su apego y amor a sus semejantes que un hecho les pone a huevo, van y lo dejan pasar o lo desprecian, porque salvar la vida de un bebé no vende como vende salvar un nido de estorninos. Están tardando mucho en organizar un festival de monólogos, con Eva Hache a la cabeza, o un concierto con el Gran Wyoming como figura y Pedro Almodóvar dirigiendo el cotarro, a favor de esta familia, de los tres niños mayores y del bebé al que salvó una mochila en la que permaneció cautivo y el celo de dos agente de la Guardia Civil que fueron retirando las bolsas de basura hasta dar con el objeto de su búsqueda. El pronóstico del niño es menos malo. El pronóstico de nuestra sociedad es malo de solemnidad.