Si en las elecciones autonómicas y municipales el Régimen alimentó a una fuerza a nuestra derecha, en esta ocasión ve con buenos ojos que aparezca otra a nuestra izquierda.

De todos es conocido el status quo engendrado por el Régimen del 78: un bipartidismo bien asentado entre el PSOE y el PP. Ambos partidos han venido turnándose en el poder desde 1982, con el primer mandato de Felipe González al frente del -mal llamado- partido socialista. Sin entrar a analizar cuánto de izquierdas es el PSOE, simplemente diré que la dupla PP-PSOE conformó un eje que todo el mundo entendía como el eje derecha-izquierda en este país. De este modo se lograron conciliar los consensos hasta no hace demasiado tiempo, pues tras la crisis de 2008 muchas de las carencias del Régimen han sido destapadas.

Como los partidos políticos no fueron capaces de dar respuesta a las demandas sociales, aparecieron movimientos ciudadanos comenzando por el 15M, al que se le sumaron la PAH, las Mareas y posteriormente Podemos. No obstante, este último, además ha gozado de la naturaleza de partido político con un único objetivo: "gobernar para poner las instituciones al servicio de la gente". Luego resulta evidente que el fin de Podemos jamás ha sido el de convertirse en un agente más en una guerra de trincheras partidista. Afrontamos el desafío no como un juego de izquierdas y derechas donde la banca siempre gana, sino que venimos a patear un obsoleto tablero para cambiar las reglas de juego y que permitan a la ciudadanía gozar de una democracia de alta intensidad. No estamos dispuestos a caer en los clásicos errores de siempre y convertirnos en la mosca que choca contra el cristal una y otra vez, hasta que el hastío la vence o el abatimiento la derrota.

En Podemos no hemos contado, ni queremos contar, con el beneplácito de los bancos ni las grandes corporaciones, pero sí contamos con la ilusión de la gente. Al fin de cuentas, el acreedor es el que manda y no estamos dispuestos a deber nada a quien, a día de hoy, nos gobierna sin presentarnos a las elecciones, como herencia del Régimen del 78. En Podemos queremos debernos a la gente y por ello nos financiamos mediante microcréditos ciudadanos, para que nuestros únicos valedores sean quienes merecen mejorar su calidad de vida y no quienes desean hacer crecer sus bolsillos a costa del sufrimiento de la inmensa mayoría.

Tras el buen resultado de las europeas, los amigos del Régimen no tardaron en buscar una nueva fuerza política que detuviera nuestro avance. De este modo el presidente del banco Sabadell -Josep Oliu- señalaba que era necesario "crear un Podemos de derechas". Dicho y hecho: Ciudadanos, tras recibir una fuerte inyección de capital, se vendía en los medios como una nueva fuerza política con la intención de regenerar el país, aunque tuviera casi 10 años de historia. Sin embargo, el resultado de las elecciones autonómicas no fue tan positivo para ellos, a pesar de unas hinchadas encuestas que parecían querer dirigir el voto.

Ahora se presenta ante nosotros el reto para el que Podemos había nacido: las elecciones generales. Si en las elecciones autonómicas y municipales, el Régimen alimentó a una fuerza a nuestra derecha, en esta ocasión ve con buenos ojos que aparezca otra a nuestra izquierda. El descontento que ha suscitado el reglamento para las primarias en el seno de Podemos ha servido de caldo de cultivo para un frente de izquierdas bautizado como Ahora en común. No obstante, como hemos repetido hasta la saciedad: la unión de la izquierda es muy respetable, pero está totalmente alejado de lo que solicita la gente y, por lo tanto, no es nuestro objetivo. Además, ese cometido ya lo llevan ejerciendo otras fuerzas durante años y Podemos no nació para dividir a la izquierda por mucho que algunos lo vitorearan. Si Podemos ha nacido es porque ninguna fuerza política respaldaba la unidad popular. Resulta cuanto menos inquietante que a pocos meses de las generales surja una nueva fuerza política queriendo reproducir el proyecto de Podemos.

Debemos estar a la altura de las circunstancias y comprender que si seguimos jugando a izquierdas y derechas van a ganar los mismos de siempre. Podemos no debe perder la identidad que le ha ofrecido la posibilidad de victoria y por consiguiente, de cambiar las cosas. Dejemos que se peleen los viejos actores por la izquierda y la derecha del tablero. Mientras luchemos por el necesario cambio social desde este nuevo espacio creado que ha hecho tambalearse a los partidos del Régimen.

David Caramazana Pardo, miembro de Podemos Zamora