Con la formación del nuevo mapa político surgen nuevas ideas y otras que no lo son tanto. De esta forma, aparece en escena la renta básica y, además, con una gran repercusión mediática y envuelta en una cierta polémica. La idea no es ni nueva ni pionera en nuestro país pero surge, en algunos casos, como nuevas vertientes algo difíciles de sostener pero fáciles de proponer.

Si nos remontamos a 1955, Eric Fromm en su obra "Psicoanálisis de la sociedad contemporánea" comenta que la sociedad en la que nos encontramos inmersos necesita un "ingreso anual garantizado" para evitar así muchos males que provocan las sociedades comunistas y capitalistas. Según él, la esencia de esta idea es que "todas las personas, trabajen o no, deben tener el derecho incondicional de no morir de hambre ni carecer de techo" de esta forma "alguien que es dependiente económicamente de otra ya no se vería obligada a someterse". Fromm considera que adoptar esta medida en un país no es un problema económico, sino de mentalidad.

Otro de los impulsores de este tipo de renta, algo más cercano a nuestros días (1999-2000), es el economista Daniel Reventós, según expresa en sus trabajos académicos sobre esta propuesta. Argumenta que si no es la renta básica habrá otras formas parecidas para garantizar algún ingreso a los ciudadanos.

El catedrático de Estructura Económica en la Universidad Ramon Llull, Santiago Niño-Becerra, conocido porque en 2006 predijo que una gran crisis se cernía sobre nosotros y por sus libros e intervenciones en prensa, ha publicado un libro que se titula La economía. Una historia muy personal, en el que a partir de una serie de citas históricas de los últimos 2.500 años repasa la evolución económica. Pues en este caso, se atreve a anticipar que para evitar la miseria se tendrán que aplicar los principios de la renta básica: "Podemos hablar de cuantías, modos, maneras de implantación, pero como concepto, la renta básica es imprescindible (?) será la alternativa a una situación social insostenible (?) el problema de la desigualdad no está arriba, está abajo". En definitiva, defiende la instauración de un ingreso con la idea de hacer frente al paro y a la pobreza.

Y no solo ellos. Desde 1986 existe una red europea denominada BIEN (Basic Income Earth Network) cuyo objetivo es difundir el debate y el análisis. Nuestro país cuenta, como una sección oficial del BIEN, la Red Renta Básica (RRB).

Ejemplos hay: Alemania, en 2005, implantó un sistema de ayuda a parados de larga duración y familias sin recursos. En 1991, Brasil, implementó el Programa de Garantía de Renta Mínima cuyos beneficiarios eran todos los residentes mayores de 25 años y, en 2001, este programa se asoció a la educación. Argentina, en 2009, creó la Asignación Universal por Hijo cuyos beneficiarios eran los hijos de las personas desocupadas. Canadá, en 1955, abona una pensión a los mayores de 65 años con el simple requisito de cumplir la edad y ser ciudadano canadiense.

En fin. Ni quito ni pongo rey. Pero ¿qué es la renta básica? De una forma muy simple se puede decir que la renta básica es el derecho que tiene cada ciudadano a recibir unos ingresos, equivalentes al Salario Mínimo Interprofesional, con el fin de asegurar sus necesidades materiales independientemente de cuál sea su situación laboral. En el fondo, lo que se quiere conseguir es que la inserción en el trabajo asalariado se haga sin ningún elemento distorsionador para evitar así las exigencias, obligatoriedad e imposición.

A este tipo de renta se le suele asignar, dependiendo de los autores, diferentes nombres: renta básica universal, subsidio universal garantizado, ingreso básico universal, ingreso ciudadano, etc., pero aclaran que en ningún caso debe confundirse con las rentas de inserción o los subsidios propios del estado de bienestar. Sin embargo, tanta variedad de nombres para querer expresar lo mismo ha dado lugar a confusiones porque bajo la misma denominación se han expresado conceptos muy distantes de lo que es la esencia de la renta básica. Esta esencia se sustenta en cuatro pilares: universal (todo el mundo tiene derecho), individual (nada tiene que ver el hogar o núcleo familiar), incondicional (no depende de ningún tipo de condiciones) y suficiente (garantiza un nivel digno de vida).

Según con el prisma que se mire, nos encontramos con sus partidarios y sus detractores. Los seguidores lo justifican afirmando que los trabajos peores estarían mejor pagados, beneficiaría a las personas con menor poder adquisitivo, nadie se vería obligado a aceptar trabajos deplorables, no existirían los trabajadores ilegales que perciban el subsidio del paro, los sueldos serían mayores, no se trabajaría de forma ilegal y el autoempleo sería menos arriesgado. Por el contrario, los detractores opinan que trabajaría menos gente, se generaría una inflación creciente, se dañaría el esfuerzo y la educación, habría una llamada brutal de inmigrantes, un gasto desmesurado, los trabajos desagradables los realizarían los indocumentados y erosionaría los valores cívicos de la sociedad.

Otro tema diferente sería la viabilidad económica para poder instaurar la renta básica. Estudios que se han realizado cifran en un coste cercano al 36% del PIB (380.000 millones de euros). Y si la renta únicamente se distribuye a los mayores de edad, estaríamos hablando del 30%. Como ven, las cifras son astronómicas.

Las propuestas de financiación vienen de la mano de hacer una reforma del IRPF eliminando todas las reducciones y deducciones aplicando un tipo único del 46%. El importe de la renta básica estaría libre de impuestos. Los perjudicados serían los que reciban rentas muy altas (30% de la población) porque, aunque reciban la renta básica como el resto, no la notarían porque los impuestos a pagar serían superiores.

Todos estos datos, expresados en el papel, muestran una posible financiación, sin embargo, no está muy claro que económicamente sea sostenible en el tiempo sin minorar las arcas públicas de una forma tan drástica que luego sea prácticamente imposible reponerlas.

Otra propuesta más "light" sería aquella que no va dirigida a una población universal, sino solo aquellos que se encuentren por debajo del umbral de la pobreza. Una vez que se salga de ese estado se dejaría de percibir. En la actualidad existen programas con alguna similitud a la anterior: pensiones no contributivas, complementos a mínimos en las pensiones, SOVI, subsidio de desempleo, etc.