Que manía tienen algunos jueces con llevar la contraria o interpretar a su antojo la Constitución. En cuestión de símbolos, debería haber unanimidad y no que algunos magistrados se los saltan a la torera y hacen interpretaciones que no se ajustan ni a la realidad ni a la legalidad. Sucedía en Pamplona durante el chupinazo que daba inicio a los festejos en honor de San Fermín. El titular del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Pamplona rechazó de plano la solicitud presentada por la Abogacía del Estado en Navarra de retirar cautelarmente la ikurriña colocada en la fachada del Ayuntamiento de Pamplona.

Si la ikurriña vasca ondeaba orgullosa es porque el Ayuntamiento pamplonés está gobernado por los bilduetarras con la inestimable colaboración de Podemos, cuyo apego hacia la banda terrorista ETA es de sobra conocida por todos. Nada mejor que el escaparate que Pamplona ofrece al mundo en los sanfermines, para afianzar el "hecho" vasco a través de sus símbolos más conocidos. Que yo sepa, Navarra es una comunidad uniprovincial, "tierra brava y noble, siempre fiel, que tiene por blasón la vieja ley tradicional", según reza su himno que concluye con estas estrofas: "trabajemos y hermanados todos lograremos, honra, amor y paz". No sé yo.

Digo lo que digo, porque además de himno, tiene bandera propia que no se le puede arrebatar así como así. Y hasta donde yo sé, la bandera de Navarra es de color rojo, con el escudo en el centro formado por cadenas de oro sobre fondo rojo, con una esmeralda en el centro de unión de sus ocho brazos de eslabones y, sobre ella, la Corona Real, símbolo del Antiguo Reino de Navarra. El guiño del alcalde de Bildu al País Vasco que siempre ha querido anexionarse Navarra no era de recibo, restaba protagonismo al resto de símbolos que ocupaban el lugar que les correspondía. Por esa misma regla de tres, debieron ondear en el balcón del consistorio el resto de banderas de las distintas comunidades autónomas.

Pero, ¡ay amigo!, el juez de turno se buscó el artículo que consideró más propicio y le dio con la puerta en las narices a la Abogacía del Estado. Es vergonzoso el ninguneo permanente que, también desde ciertos sectores de la Judicatura, se hace de la bandera de España. Descuide usted, que si por error se desempolva la del "aguilucho", a todas luces inconstitucional, se hubiera armado la de san Quintín, pero como era la ikurriña vasca que nada pintaba en el balcón consistorial se dejó durante aquel momento clave y pasada la efervescencia se retiró cuando ya ni falta que hacía. Lo que buscaba el alcalde de Bildu lo consiguió plenamente gracias a la ausencia de cataplines del juez de turno.

Algunos, hubieran preferido ver ondear la bandera de Francia o la de Estados Unidos, por aquello de la vinculación de Ernest Hemingway con los sanfermines, antes que hacerle un hueco a la bandera de España, la única por la que nos conocen en Francia, en Estados Unidos y en el resto del mundo, sobre todo cuando España se hace con el podio en cualquier deporte.