T al como sucedió en la Transición española, más admirada fuera que en casa, América sigue con autentica pasión las noticias sobre el año electoral español pendientes del próximo gobierno. No hay reunión empresarial, universitaria y por supuesto con representantes de gobiernos y de parlamentos, en cualquier país, en la que no falten preguntas a visitantes españoles, supuestamente bien informados, sobre lo que puede suceder en la próxima elección. Al preguntar sobre la fecha electoral y responder en broma que "con exactitud solo Dios y Rajoy la conocen", un dirigente del PRD panameño en la oposición responde que "entonces la conoce también el presidente Varela", miembro del Opus Dei. Varela es muy criticado estos días por donar a la Iglesia Católica una gran suma de sus gastos reservados ante el estupor general de un país en el que conviven espectacularmente opulencia y pobreza.

En una larga conversación, hace pocos días, con el presidente de República Dominicana, Danilo Medina, las preguntas llegaban a afinar hasta las dificultades de Mariano Rajoy dentro de su partido, las posibles coaliciones electorales y el papel de las redes sociales en los movimientos electorales. Ese fenómeno trae de cabeza a los dirigentes de los partidos tradicionales. A Álvaro Alemán, número dos del gobierno panameño, además de poner el acento de sus preguntas en la recuperación económica, le llama especialmente la atención el personaje de Pedro Sánchez, al que a distancia estima bien preparado, y quiere saber si ya Susana Díaz le dejó vía libre a su candidatura. Otra pregunta que abunda es si Felipe González, de gran prestigio en América, está con Pedro o con Susana. Y la vicepresidenta primera del Congreso panameño, Katleen Levy, de 24 años, casada con uno de Ourense, celebra que sean mujeres las alcaldesas de Madrid y Barcelona. El doctor Italo Antinori, doctorado por la Complutense, que fue alumno de Fraga Iribarne y años más tarde primer Defensor del Pueblo en Panamá, sostiene que "después de lo de Grecia, lo de Podemos en España es todavía más inquietante". Y no hace falta decir que en cualquier conversación con venezolanos presentes se disparan las prevenciones y se ofrecen informaciones sobre las andanzas por Caracas de Monedero, Pablo Iglesias y Víctor Ríos, dirigente de Izquierda Unida al que señalan como el que "por encargo de Chaves, conectó a los hoy dirigentes de Podemos". Solo ellos lo saben y no piensan decirlo.

Lo que ha sido motivo de admiración generalizada en América es la acción del expresidente Felipe González en Venezuela tratando de defender a los presos políticos de Maduro. "Ese hombre se jugó la vida porque, aunque el régimen no se atreviera a agredirlo, cualquier maletero de hotel, excitado por las soflamas de Maduro, decide "machetarlo" por su cuenta", coinciden otros venezolanos del medio millón que se calcula que pueden vivir en Panamá, un país que oficialmente solo tiene en su registro a cuatro millones de personas. El doctor Antinori estima que "el gesto del presidente colombiano Juan Manuel Santos enviando a Caracas un avión de su fuerza aérea para sacar a Felipe González de allí, fue un gran gesto de seguridad hacia el mandatario y de reconocimiento a la dignidad del estado democrático español". Le consta que Maduro montó en cólera porque aquello fue la representación visual de que González no estaba solo, aunque ya se sabia que el chileno Ricardo Lagos y el brasileño Cardoso apoyaban aquella misión. Para que se vea el nivel de seguimiento de la política española en América, añade: "A los de Podemos seguro que les molestó también porque ellos no votan en favor de la libertad de unos presos a los que González defiende". Es impactante que todas estas conversaciones se mantengan con personas que viven a ocho mil kilómetros de distancia, como media. Y sorprende a cualquier periodista español, sinceramente, los encendidos elogios que se escuchan sobre "la calidad de la prensa en España y de la televisión" que ellos siguen, muchos diariamente, a través de los canales internacionales de TVE y Antena 3.

Lo que ha bajado espectacularmente, en relación a hace dos años, o incluso a 2014, es el grado de interés por el intento secesionista catalán. Antes, en periódicos como El Tiempo de Bogotá o El Comercio de Lima, entre otros rotativos de referencia, las informaciones sobre Cataluña y la crisis económica y política española eran muy frecuentes. Hoy las estrellas son Podemos, Iglesias, Rajoy y Sánchez, y en menor medida Albert Rivera y el rey Felipe VI del que todas las referencias son positivas. Su asistencia a la toma de posesión de los nuevos presidentes latinoamericanos, que era el único encargo formal que le hizo su padre, le dio un alto grado de conocimiento. Sin contar sus visitas ya como rey, don Felipe contabiliza más de cien viajes a América. Y quizás Felipe González pueda igualar esa cifra.

Ya ven, no solo en España vivimos apasionadamente este año intensamente electoral. Expectación máxima.