Como de costumbre el final de curso de Vida Ascendente volvimos a celebrarlo en la Alcobilla. Y algunos lectores se preguntarán: ¿Y qué es Vida Ascendente y dónde está la Alcobilla? Y yo se lo aclaro: Vida Ascendente es un movimiento eclesial y nacional, formado por personas mayores que se reúnen una vez por semana para rezar, hablar de sus cosas y problemas y cantar y extender el reino de Dios a los demás, reino al que todos estamos llamados a entrar, a tiempo y a destiempo -como decía san Pablo -que eso se nos da bien. La sede central está en Lourdes, y allí una vez al mes se reúnen las componentes de distintas parroquias.

¿Y dónde está la Alcobilla? Pues se lo aclaro: Es un paraje maravilloso de Sanabria. Por Galende y San Justo se llega a esta ermita de piedra. Con una Virgen también de piedra con su tradición, rodeada de castaños milenarios y una pradera, que invitan a la paz y al sosiego. Os lo recomiendo. ¡Cómo no se va a elegir este lugar para dar el adiós hasta el próximo curso!

La parada en Puebla de Sanabria es imprescindible. Subir quien quiera y pueda, pues la cuesta hasta el castillo es de aúpa, pero contemplar desde allí el panorama y las casas de piedra con sus tejados de pizarra y sus balconadas y ventanas adornadas de geranios, petunias y hortensias, bien merece la pena el esfuerzo.

Ya en la ermita, la Eucaristía, concelebrada por don Pedro, nuestro consiliario nacional, que, de paso sea dicho, prometió no dejar de venir mientras viva, aunque esté jubilado, su secretario, don Jesús y el imprescindible don Rogelio, alma y vida de esta asociación, que con su paciente y sabio decir encandila a todos los oyentes. Hay que destacar a la presidenta Dorita, que es vida y alma, y Sebastiana, una todoterreno, supliendo a Herminia, inigualable, que pronto si Dios quiere se incorporará a la brecha, y el coro de Lourdes con la magnífica voz de Manolo Suena -cómo no va a sonar-... ¡Ah! No faltaron las poesías. A la salida una pasta y un refresco con más canciones nos encaminaron hasta El Puente donde nos esperaban los famosos y ricos habones de la tierra junto al resto del condumio. Después del café, don Pedro, que es un experto en esto y servidora alternamos con chistes, poemas, cantos..., alegría que es de lo que se trataba.

Después, a reposar de todo camino en el Lago. Allí, en un bar de Ribadelago Nuevo, el juego de cartas se fue de una mesa a otra. Algunos escogieron ir de visita al pueblo viejo para rememorar los tristes tiempos, ya pasados, de la catástrofe de la presa.

Era el día de san Juan y estaban de fiesta: misa, procesión cohetes, churrasco... Poca gente, pero tienen que seguir viviendo.

Las siete y media. Ya en el autocar nos dirigimos hasta nuestra querida Zamora. Despedida, y precioso día, uno más para la historia de Vida Ascendente.