El nuevo tablero del juego democrático salido de las elecciones del 24-M promete, y mucho, a tenor de lo escuchado en el debate de investidura de Juan Vicente Herrera como presidente de la Junta. La primera partida apunta, de manera inequívoca, a una legislatura de mayor altura y contenido político. Y no solo por el hecho de que haya seis partidos representados en la Cámara, sino porque todos los portavoces, con sus matices, han respondido a las expectativas de lo que se espera de una labor parlamentaria. Tanto es así que me atrevería a decir que el propio Herrera ha cambiado el semblante en 24 horas, justo el tiempo que dista entre su discurso leído del jueves y el resultado final de la segunda votación en la que, por mayoría simple, salió investido por quinta vez consecutiva presidente de la comunidad.

Aun a riesgo de equivocarme, creo que el jefe del Ejecutivo autonómico va a disfrutar más de este renovado hemiciclo, sabedor de que, merced a su experiencia y capacidad de oratoria, podrá modular sin dificultad el tono de su discurso en sede parlamentaria en función de lo que depare el resto de las intervenciones. Así, y por lo visto durante las primeras horas de esta recién estrenada IX Legislatura, las sesiones plenarias van a reflejar no solo la pluralidad surgida del voto de los ciudadanos, sino también la inusual apelación al consenso y a la búsqueda permanente de acuerdos para afrontar los problemas reales de la calle.

No parece por tanto que el nuevo período legislativo vaya a caer en el tedio. Más bien, al contrario. Y lo intuyo por la evidente falta de mayorías absolutas y por los nuevos actores que enriquecerán el debate. A lo que, además, se suma un grupo mayoritario más espoleado para no defraudar a su parroquia y liderado por un político que, una vez superada una intensa etapa de reflexión personal, exhibe el ánimo de plantear más batalla si cabe ante los desafíos pendientes, empezando por el negro futuro de las cuencas mineras y continuando por las penurias de muchas familias y la obligación de regenerar la vida púbica. Herrera tiene, obviamente, la oportunidad de afrontar con mayor impulso la que, ya sí, será su última etapa al frente del Gobierno. Y no hay que esperar mucho para disponer de las primeras y significativas pistas, porque el martes es la fecha prevista para que dé a conocer el nombre de los consejeros que le acompañarán en esta singladura ventosa. El perfil de los elegidos aportará ya suficientes indicios como para calibrar ese grado de compromiso. Al fin y al cabo, del acierto en la designación de sus compañeros de mesa dependerá también que gane o no la partida que acaba de comenzar.