Tomo prestado del gran Ennio Flaiano el título de este artículo. Flaiano fue un escritor, periodista y cineasta italiano muerto en 1972 que nos dejó una serie de sentencias llenas de ingenio, ironía rayana en el sarcasmo, cinismo y cargas de profundidad. Apunten estas otras dos: "¿Amor? Quizás con el tiempo, cuando nos conozcamos peor" y "La situación en Italia es grave, pero no seria". Su "¡Ánimo, lo mejor ya ha pasado!" puede aplicarse perfectamente a lo sucedido estos días con las negociaciones sobre la Presidencia de la Junta de Castilla y León y con la investidura de Juan Vicente Herrera, formalizada el viernes. Me explico. Tras los resultados del 24-M y la pérdida de la mayoría absoluta que el PP ostentaba desde 1991, se abrió un período dominado por la incertidumbre. Parecía claro que los populares lograrían formar gobierno (les bastaba con la abstención de un solo procurador), pero las cosas comenzaron a complicarse cuando Herrera dijo, en una emisora nacional, que "no descartaba" retirarse. Se armó la de san Quintín, aunque casi todos estaban convencidos de que Herrera acabaría dando un paso adelante, como así fue. Pero transcurrió demasiado tiempo, hubo demasiadas dudas, excesos de rumores y filtraciones y por medio se coló el ascenso de Maíllo, enfrentado a Herrera aquí, a la cúpula nacional de los peperos.

Además, el mutismo de Herrera no hizo sino incrementar las cábalas y aumentar la lista de presidenciables, reales o supuestos. A la vez, no parecían avanzar los contactos para asegurar la investidura del candidato del PP, fuera quien fuera. Ciudadanos sacaba pecho y daba a entender que ponía el listón anticorrupción muy alto y el único procurador de la UPL estaba dispuesto a apoyar a Herrera a cambio de amplias concesiones para León, lo que despertó el recelo en otras provincias y soliviantó a los de Albert Rivera, que temieron por su acuerdo con los populares. Por fin hubo pacto PP-Ciudadanos, plasmado en un documento de 31 puntos. Y por fin, minutos después, Herrera anunciaba su decisión de presentarse. El pasado jueves se celebró la sesión de investidura y el viernes, la votación, con el desenlace previsto.

Sin embargo, las tensiones vividas, la zozobra, la indecisión crearon un clima de inquietud desconocido por esto pagos. De ahí que los días 2 y 3 de julio recorriese amplios sectores de la comunidad una especie de suspiro de alivio, como si todo hubiese terminado y llegase ya el tiempo del relax, del reposo, del respiro. Y no, claro que no. Ahora, precisamente ahora, empieza lo duro. Ahora hay que gobernar, hay que tomar medidas y decisiones, muchas impopulares, y, especialmente, aplicar lo escrito en el acuerdo con Podemos y poner en práctica las múltiples promesas lanzadas en la sesión de investidura. De momento, Herrera se comprometió a presentar ya mismo una Proposición no de Ley en apoyo a la minería, a impulsar la reforma del Reglamento de las Cortes para que todas las formaciones con grupo parlamentario propio tengan presencia en la Mesa de las Cortes y a dar los pasos necesarios para formalizar los numerosos pactos anunciados en su discurso de investidura. Y tendrá que tomar postura, ya veremos cuál, cuando la oposición plantee las comisiones de investigación sobre la llamada trama eólica o las presuntas irregularidades en la construcción de un edificio en Arroyo de la Encomienda, en la compra de terrenos en Portillo para un polígono industrial del que nada se sabe. Si rechaza estas comisiones, puede quedarse solo ya que su "socio", Ciudadanos, quiere dejar huella y atribuirse cualquier avance en la trasparencia y en la lucha contra la corrupción aunque la primera iniciativa parta de otros.

Por eso digo que aquí se puede aplicar perfectamente eso de "¡Ánimo, que lo mejor ya ha pasado". Y lo mejor, por áspero y recio que pareciese, ha sido la negociación con Ciudadanos y UPL y la propia sesión de investidura. De modo que nada de alivio. Cierto que quien gobierna y tiene el BOE en sus manos afronta la situación con la ventaja que da el Poder, pero los tiempos han cambiado hasta el extremo de que si la oposición vota en bloque contra iniciativas del Ejecutivo se llegaría a un empate a 42 y, por tanto, al frenazo a esas medidas o normas. ¿Puede ocurrir? Sí. Hasta el líder de Ciudadanos, Luis Fuentes, lo dejó claro en la sesión de investidura. No quiere pactos de legislatura, sino vigilar y atar corto a los mandamases de la Junta. Sería un buen botín de cara a las próximas generales en esa disputa por el voto de centro-derecha. PSOE, Podemos e IU, que compiten por los sufragios de izquierda, anuncian una oposición más dura.

Así que atentos porque se aproximan movidas. Esperemos que sean para beneficio del común y de la gente. El primer test serio será la formación del gobierno de Herrera. Lo sabremos esta misma semana y sabremos también por dónde van los tiros.