No quiero ir de sobrado o ponerme chulo, pero cualquiera diría que todo conspira para que Podemos gane las próximas elecciones en Zamora. O sea, sin que los beneficiados movamos un dedo. Como van viendo, la digestión de los resultados electorales está siendo complicada para los partidos y esencialmente para los dos aún más grandes.

El PSOE no ha tardado ni una semana en volver a su deporte favorito: la autodestrucción sistematizada. Antes de las elecciones hizo cuando estuvo a su alcance para que no lo votara nadie. Expulsó sin venir a cuento a casi todos sus concejales días antes; improvisó una lista en la que se salvaban apenas un par de nombres; lo confió todo al trabajo personal del número uno y al tirón de las siglas? Y obtuvo lo que se merecía, el peor resultado de su historia. Ahora ante la necesidad de apoyar un pacto de izquierdas en posición subalterna, han empezado otra vez los líos. Bien. Perfecto. Lo votos que les quedan no tardarán en hallar mejor destinatario. Enhorabuena, chicos. Estudiarán en las Universidades lo vuestro, para que se vea con qué facilidad pueden destruirse las raíces de un partido centenario. Adiós, PSOE.

Lo del PP también es para nota. Porque ya me dirán quién puede entender que habiendo obtenido una mayoría relativa, se apresure a colocar a su excandidata a alcaldesa en otro cargo sin esperar a que esté formado el nuevo Ayuntamiento. ¿Y si al final el pacto de izquierdas se queda en nada, como pudiera suceder dado el lío socialista? ¿Y si la candidata más votada el día D es Clara San Damián? ¿Cómo se puede se tan necio de no ver que había que esperar unos pocos días, antes de abrir la desvergonzada "puerta giratoria"? Para colmo, el nombramiento provoca la irritación de Valdeón y su equipo, volviendo a mostrarse en toda su crudeza el fin de la unidad interna en el PP zamorano. Mal asunto para el partido de la gaviota. Porque además, lo que ha irritado a la aún alcaldesa, a la posible nueva presidenta de la Junta, es la inadecuación de la persona al cargo. ¿Sabe algo San Damián de la violencia de género? ¿Es la persona adecuada para una puesto ten sensible? Al PP nunca lo han hecho imbatible sus ideas ni su simpatía; su cohesión interna, su conversión en maquinaria electoral siempre engrasada: eso es lo que le ha hecho ganar tantas elecciones. Si lo pierde, la moraleja es obvia: adiós, PP.

Y si el PSOE se sigue desangrando con su manía de pegarse tiros o el PP empieza a desnortarse, ¿qué nos queda? O mejor, ¿qué les queda a los electores? Espabilar. Eso les queda, y perdonen la sinceridad. Pero lo explico. Si los dos grandes partidos demuestran no haber merecido ni los votos que obtuvieron, es porque solo piensan en política. Y no es la política, es la gente. Solo pensando en términos políticos puede faltar unión en el PSOE para dejar que por fin vuelva a existir un Ayuntamiento diferente que ponga fin al saqueo de lo público y el olvido de los más necesitados. Solo pensando con mentalidad política se puede entender que el PP se olvide de Zamora para correr a colocar a su frustrada candidata. Si pensaran en la gente, en la ciudadanía, en los zamoranos, los socialistas estarían como una piña con Guarido para ver cómo ayudar a los que peor lo están pasando. Si los peperos pensaran en la gente y no en lo suyo estarían estudiando de qué manera controlan desde la oposición a un alcalde de izquierda para que sus posibles errores fuesen los menos posibles.

La política es un medio para mejorar la vida de la gente. No es un fin, ni un puesto de trabajo. Quienes olvidan algo tan elemental no merecen ni uno solo de nuestros votos. Así que, adiós PSOE y adiós PP. Aún daréis algo de guerra, pero pasó vuestro tiempo y llega el de la gente. Como se comprobará en noviembre (o cuando decida nuestro plasmático presidente).

(*) Secretario general Podemos Zamora